Es una de las muchas hijas de “E.T.”. Spielberg puso de moda las historias de extraterrestres buenos que se hacen amigos de niños, y esta es una variante más. Por suerte, a diferencia de “Mi amigo Mac” o “Exploradores”, esta es de las buenas y el tono es más familiar que infantil.
Además, juega con las teorías de Einstein, en unos años en los que Carl Sagan las difundía de manera magistral en su “Cosmos”.
Cuando la vi de pequeño (cosa que hace que me guste más de lo normal), me pareció tremendamente interesante el misterio de los que le pasa a este niño al principio de la película.
Desde luego no es tan mítica como otros clásicos de los 80, pero tiene todo el estilo de su época, con una historia sugerente y un desarrollo muy entretenido, sin dejar de ser sencillo en el fondo.
También tiene esos efectos especiales artesanales tan bien conseguidos para ser anterior a la revolución informática.
Lo mejor es la historia, pues tampoco cuenta con grandes actores. Tan solo reconozco a una de las tripulantes de la “Nostromo” y a la de “Sexo en Nueva York” hecha una chavala.
En fin, como tengo debilidad por esa década en el cine, puede que no sea para tanto como la veo, pero la nostalgia me puede.
Y quiero una de esas mascotas extraterrestres. Es adorable el bichito.