Es una película española que da la sensación de que se avergüence de serlo. Música country, doblaje (malo) y ambientación en la América profunda donde hay viejos en los porches tocando el banjo (¿guiño a “Defensa”?).
Ya en los primeros segundos vemos que la cosa va a ir mal, pero que muy mal. Vemos una escena en la que un minero no para de enfocarnos con la luz de su casco. ¿Dónde estaba el director de fotografía, tomando cañas?
Pues seguramente estaba con el montador, porque vaya birria de montaje, señores.
Para muestra un botón. Cuando el protagonista al principio entra en la caravana, escuchamos truenos y el sonido de la lluvia, pero es que… ¡está haciendo sol!. Cuando sus turbios y aburridísimos pensamientos vuelven de un flashback rodado pésimamente en color sepia, ya no llueve. Bueno, mejor dicho, ya no se oye llover, porque antes tampoco podíamos ver que estaba lloviendo. ¡¡La pera!!
En la película no hablan mucho, pero para lo que dicen mejor que se quedaran callados. Por lo visto el guionista ha empleado muchas neuronas en parir frases como por ejemplo: “Acaba de volver de prisión, pero ha vuelto”.
Sigue avanzando la bazofia esta para volver a recordarme que la iluminación es horrible. A veces no se ve nada de nada y a veces hay demasiada luz aunque sea de noche dentro de una mina.
Bueno, ya llevamos un rato y no saben qué poner para seguir aburriendo al personal, así que venga, ponemos al viejo cantando, ahí, sin venir a cuento.
¿Y ahora qué? Pues ponemos a la chica en ropa interior, que es muy importante para la trama verla cómo se prepara para dormir.
Por cierto, el protagonista, a todo esto, lleva trabajando un par de noches como vigilante nocturno en la mina. Escucha un ruido lejano que puede ser cualquier cosa, y sin embargo ya le está contando al hermano que allí pasan cosas extrañas. ¡Pues díselo cuando te pasen de verdad, imbécil!
Bueno, cuidado con la película de terror. Vamos a seguir aterrorizando al público con el protagonista tocando a la guitarra, que el guionista no se canse de pensar. ¡Toma cine independiente, con dos pelotas!
Y venga conversaciones insulsas, y tonterías, y escenas de relleno. ¿Y esto es de miedo? ¿Porque salen unas cuantas ratas ahorcadas y un tío gordo con tetas? Esto es de aburrimiento puro y duro. ¿A qué viene tanta chorrada y pérdida de tiempo? En realidad la película entera es un desperdicio de un tiempo que es oro.
Otra cosa, si trabaja de noche como vigilante, ¿cuándo duerme? ¿y por qué va al bar ese en horas de trabajo? ¿Y para qué va, si luego nada de lo que pasa allí le importa un bledo a nadie?
Y la secuencia final tiene la misma tensión que un programa de botánica. ¿Querían arreglarlo a esas alturas? Un minuto de terror malo y otra hora y media de bodrio absoluto con ínfulas de drama de autor, pero horrible. ¡No la veáis!