En los primeros minutos me estaba escamando bastante ver a Dani Rovira en un papel serio. Para bien o para mal, Rovira siempre ha sido un cómico de categoría y con este cambio de registro me temía que la cosa fuera a ir mal, como le ha pasado por ejemplo a Fernando Tejero cuando ha intentado hacer cosas de menos humor.
Para colmo, y para hacer más difícil quitarnos de la cabeza las películas de los ocho apellidos, vuelve a compartir cartel con Karra Elejalde (el cual sí que tiene un personaje un poco más parecido al de esos grandes éxitos).
Afortunadamente, me he equivocado, y este cambio al drama lo han sabido solventar bastante bien. De hecho, cuando llevaba media hora ya me olvidé del actor y solo veía al personaje.
Es difícil que una historia de drama de superación personal como esta no pueda gustar a la mayoría del público. Cuando le diagnostican la enfermedad, la película transmite más o menos bien la tristeza y el dolor psicológico que invaden al protagonista.
Luego cambia un poco, y a pesar de seguir emocionando con el drama, se termina transformando en una lucha por lograr un objetivo aparentemente imposible, y aún queda un poquito de hueco para algunos momentos de humor, y sobre todo para las relaciones humanas.
Con todo, no deja de tener un trasfondo serio y triste en toda su duración, no siendo apta para ver en momentos bajos de ánimo. Pero al igual que otras películas sobre enfermedades graves, también es positiva y contiene un mensaje de elogio de la vida. Podría compararse, salvando las distancias, con “Intocable”, “Mar adentro” o “Philadelphia”, aunque perdería en la comparativa con cualquiera de esas tres.
Y es que, a pesar de todas sus virtudes y de la buena actuación de Rovira, al final no logra ser excesivamente intensa ni emocionante en ninguno de sus aspectos (drama, entrenamiento, superación, etc.)
De hecho, llega un momento en el que se pone un poco lenta y pesada, con la aparición de Noelia (que no aporta mucho, la verdad) y un tramo final del entrenamiento que lo cuentan demasiado rápido, como si se hubieran dado cuenta de que había que terminar y tuvieran que hacer una elipsis.
En cuanto a la música, creo que las canciones que la acompañan no son demasiado acertadas, excepto el tema de Amaia Montero que se escucha en los créditos.
Me ha dejado una buena sensación, pero al mismo tiempo creo que podría haber estado aún mejor, tocando el tema que trata.
Eso sí, descubrimos que Dani Rovira es capaz de más cosas además de hacer reír.