Nuevo acercamiento al subgénero de los vampiros, desde un punto de vista siniestro y serio, pero con resultados pésimos en esta ocasión.
Lucy Liu es una periodista que se mete donde no le llaman y termina convertida en vampiro. Como prefiere comer sano a beber sangre, le toca vengarse de sus creadores.
La película es muy floja. Tiene una fotografía muy oscura y transcurre siempre de noche, lo que contribuye a que todo se vea muy mal y queden un poco enmascaradas sus otras carencias. Estas son una grave falta de efectos especiales y maquillaje que dejan su calidad por debajo incluso de las peores series de televisión.
La venganza es muy sosa. Encuentra al vampiro, le clava una flecha y antes de morir le pregunta donde está el siguiente. Así todo el rato, con nula violencia o interés. El guión parece hecho por niños. Todo es muy light y previsible, por no hablar de los diálogos "shakespearianos".
No se puede decir nada demasiado positivo de esta película, salvo que las hay mucho peores y que no es tan lamentable como para dejar de verla a medias. Desde luego la prefiero a la saga Crepúsculo, pero su ínfima calidad tampoco es que se quede demasiado por encima de los bodrios de Kristen Stewart.