Este maldito muñeco es un pequeño mito del terror. Podría considerarse un hermano menor de otros iconos del género como Jason o Freddy Krueger, con los que comparte una saga larga que fue mutando a penosas comedias (de forma voluntaria o no) dignas del "razzie", en las que el malo termina siendo el protagonista.
Pero esta primera entrega, que tampoco es que sea una obra maestra del terror, al menos es entretenida e incluso tiene algunos momentos levemente inquietantes en la parte inicial.
El diseño del aspecto del "good guy" está conseguido, porque cuela como juguete infantil adorable y también tiene al mismo tiempo un toque siniestro con esos grandes ojos y la melena pelirroja.
Aunque parezca mentira, la película tiene también toques de thriller policiaco.
Aquí no hay ni rastro del patético festival de "no te rías que es peor" en el que se convertiría la saga a partir del cuarto capítulo como mínimo. Tan solo algunas frases soeces de este "buen chico" pueden producir alguna que otra risa, pero es algo muy puntual.
La verdad es que para ser de un puñetero muñeco asesino, no está mal y se deja ver. Aunque a nivel de terror, otros que llegaron después dan muchísimo más "yuyu", como los de "Silencio desde el mal" o "Annabelle".
En cuanto a los actores, nada del otro mundo. Tenemos al vampiro de "Noche de miedo" y a Brad Dourif, que es un villano genial en "Las dos torres", pero aquí le vemos lucirse poco.
Quizás también me gusta más de lo que se merece por haberla visto de pequeño, pesando bastante el factor nostalgia. Aunque tampoco entonces me daba miedo, pero sirve para echar un rato.