No tengo nada en contra del cine erótico, pero es que esta película es mala hasta decir basta.
Todo lo que se puede valorar desde el punto de vista cinematográfico es de un nivel ínfimo: La fotografía, la actuación, la dirección, el argumento, el estilo, etcétera. Todo es malo.
Se nota en la forma de filmar las escenas de marras. El cuidado en ofrecer algo mínimamente estético o artístico, brilla por su ausencia. Es más, me atrevo a decir que Bigas Luna ha tirado más bien por el camino fácil del mal gusto. Roza, aunque no termina de traspasar la fina línea, la pornografía, pero sin tener ninguna secuencia verdaderamente escandalosa, lo cual es bastante difícil de conseguir, digo yo.
La película no es más que una sucesión de escenas subidas de tono. Apenas hay lugar para la historia, que se centra en la joven Lulú, inmersa en la búsqueda de experiencias cada vez más fuertes. Quitando su belleza, Francesca Neri hace una interpretación tan horrenda como el resto del reparto. Especialmente mal está María Barranco en su papel. Es que hasta Javier Bardem está por debajo de su nivel habitual.
No hace falta entender mucho de cine para notar lo mal hecha que está, pero basta poner el ejemplo de la escena de la boda, donde el montaje, los diálogos y sobre todo un pésimo sonido demuestran que esto no hay por donde cogerlo.
Para colmo, una banda sonora y unos temas musicales que no pegan ni con cola, terminan de rematar a este bodrio solo apto para los más incondicionales de este género. Está claro que, desde mi punto de vista, si no se adorna este tipo de historias con alguna trama paralela de intriga, no hay mucho donde rascar. Pero eso no quita que podrían haberse esforzado bastante más.