Stallone regresa con uno de sus personajes más carismáticas y que más fama le dio, hasta llegar a convertirle en una de las estrellas más conocidas de los años 80.
Esta segunda entrega de la ya larga franquicia, mantiene un esquema similar a la primera. No es una película de boxeo. Es un drama con ese deporte como telón de fondo, ya que se pasa mucho más tiempo contándonos la vida de Rocky que mostrando el entrenamiento y el combate.
Tras el enfrentamiento con Apollo Creed al final del otro film (y que es recordado minuciosamente a modo de prólogo), Balboa está muy afectado físicamente y busca trabajo en otros ámbitos. El amor por Adrian (Talia Shire) le hace sentirse culpable por no ganar suficiente dinero, al pasar rápidamente su breve éxito en el boxeo, que en el fondo no se le sube a la cabeza, como podemos comprobar en todo el film.
Stallone enriquece su personaje, haciéndole pasar de nuevo por penurias y el fracaso de no realizarse como persona al no encontrarse a sí mismo fuera del “ring”. A pesar de eso, sigue siendo una persona entrañable y a la que cualquiera querría tener como amigo.
Me gusta mucho el momento en el que Rocky está rezando en la capilla, y llega Mickey y le suelta un sencillo sermón, que al mismo tiempo es muy filosófico, con la sabiduría de la edad.
Más de la mitad del metraje es así, pero curiosamente no se hace pesada ni aburrida. De hecho, yo diría que es más amena que la precedente, que tenía un ritmo quizás demasiado lento.
La escena del entrenamiento, con la conocidísima canción, es inspiradora. Ver a Rocky corriendo rodeado de unos niños cargados de energía que no pueden alcanzarle, da ganas de salir a correr a la calle.
El combate contra el bocazas de Apollo Creed es más intenso, largo y mucho mejor filmado que el del primer film.
Esta secuela puede parecer una fotocopia de la primera, pero en ella se ha potenciado tanto el drama como la parte de boxeo, quedando un resultado bastante aceptable, de manera que la falta de originalidad queda compensada y el nivel general de calidad termina siendo prácticamente igual que en la otra.
Las que le siguieron ya fueron un poco distintas.