He aquí una de las primeras películas del amigo Arnold. Rodada en España y basada en los relatos de Robert E. Howard, el musculoso austríaco borda su papel del guerrero Conan.
Es un film de aventuras a la antigua usanza, y creó la moda de espada y brujería de principios de los 80. No escatima en violencia y sexo. Lo único que se le puede echar en falta es un poquito más de diálogo, que a veces transcurre mucho tiempo sin que hablen para nada. Además, algunas escenas, como la del final, están alargadas en exceso.
Quitando eso, es una película para disfrutar, que a pesar de tener ya 30 años, ya quisieran muchas películas actuales entretener como lo hace esta.
Por cierto, magistral la banda sonora de Basil Poledouris.