Hecho número 1: Si el protagonista principal es Jason Statham y la película no es de acción, mal huele la cosa. Ejemplos claros: “Redención” y “London”.
Hecho número 2: En el 99,99% de los casos, una película que ha tenido una mala distribución y promoción en nuestro país, es porque es mala, sin que importe el director ni el reparto.
En este aburrido bodrio, Statham es un guardaespaldas de Las Vegas cuyos trabajos son tan aburridos que en la película solo hay 3 peleas, que si las juntáramos todas, duran menos de 3 ó 4 minutos. Encima no son espectaculares y una de ellas está acompañada de una música que no pega ni con cola. Así que poco importa que tanto el director como el protagonista estén especializados en acción, cuando no hay acción.
Ni la parte dramática con la historia de la chica, ni la del juego, tienen el más leve interés como para terminar de levantar este producto.
Casi todas las películas que transcurren en Las Vegas tienen algo que rascar, con todo el mundo que gira en torno a los casinos y hoteles, pero en este caso hasta las escenas que se suponen más emocionantes, son aburridas e insulsas.
Tengo que aprender a dejar de ver películas lanzadas directamente al mercado de cine doméstico, porque me estoy tragando cada bazofia que no se la salta un galgo.
No cabe duda de que las he visto bastante peores, pero también tengo muy claro que he malgastado hora y media de vida aburriéndome con esto.
El bueno de Jason debería centrarse en hacer películas de mamporros, que es lo suyo.