Nos encontramos ante la típica película de los 80 que vista con la perspectiva del tiempo y con los años pasados, pierde toda su gracia y claramente es mala.
Pero hay que valorarla también en su justa medida teniendo en cuenta la época en la que salió.
En los años 80, Stephen King triunfaba a lo bestia. Todo lo que sacaba era adaptado y tenía éxito. También era una época en que el género de terror asustaba con muy poca cosa. El público todavía no estaba saciado y se podía pasar miedo con el susto fácil, aunque no hubiera grandes efectos especiales (exceptuando "El exorcista" y "Poltergeist").
La premisa de "Los chicos del maíz" ya había sido tratada antes. Recuerdo la estupenda "¿Quién puede matar a un niño?", de Ibáñez Serrador, o "El pueblo de los malditos".
Pero además, lo mezclan con un culto demoníaco. Los niños de este pueblo están dominados por una fuerza maléfica que les hace asesinar a los adultos.
Si la idea no fuese bastante potente, en esta película los niños muestran un aspecto muy siniestro, con esas ropas y con las herramientas agrícolas que utilizan para matar.
La protagonista es la que siempre será Sarah Connor. Su actuación es buena cuando pasa malos ratos.
Desgraciadamente, los efectos especiales cuando la cosa se pone más fantasiosa son penosos, y aunque los que hicieran la película no tenga la culpa, el doblaje al español también tiene muy mala calidad sonora.
Pero, por otro lado, hay que tener en cuenta que si esta película se ve de niño en su momento (no ahora), da bastante grima. Solo el comienzo con la escena del bar y los créditos con los macabros dibujos y esa música de voces corales, ponía los pelos de punta.
La verdad es que está incluso mejor que el relato, pues era un cuento corto que aquí lo desarrollan mucho más.
Si véis un campo de maíz en un pueblo casi desierto, ¡huid!