Una buena película de ciencia ficción con extraterrestre malvado, que intenta usar elementos novedosos.
El bicho no viene del espacio, sino que es creado genéticamente. Además, su forma de matar es a través del sexo, pues lo único que quiere es reproducirse a toda costa. Claro, que si vieran su aspecto real (diseñado por H.R. Giger) nadie querría cuentas con ella. Pero como se trata de un híbrido con el cuerpo de Natasha Henstridge, la cosa cambia.
Los protagonistas son el equipo de científicos que va siguiéndole la pista para pararle los pies, que casi siempre están a punto de pillarla, pero se les escapa.
Se hace curioso ver aquí a Ben Kingsley, aunque hoy en día ya sale en cualquier producción.
Los efectos especiales no son todo lo buenos que podrían, pero de todas formas son aceptables. Se usa el ordenador y en ocasiones pega el cante, sobre todo al final del todo.
La tensión es continua, desde el principio hasta el final, y más bien parece un thriller que otra cosa, aunque tenga elementos fantásticos.
Muy entretenida la historia de esta extraterrestre de buen ver.