Cuando una televisión europea pone dinero para hacer una superproducción internacional ambiciosa, especialmente si es de ambientación histórica, muchas veces se queda la cosa a medio gas.
Entre los créditos, y aunque sea británica, aparece nuestra televisión Antena 3, y eso ya nos dice que esto no va a ser demasiado épico. Quisieron hacer una nueva versión de esta estupenda novela y, obviando la comparación con la de Charlton Heston (que sería destrozarla), no deja de ser un telefilm con buenas intenciones pero no tan buenos resultados.
En la puesta en escena pasa lo habitual, que se nota que hacen el esfuerzo, pero no logran ofrecer la espectacularidad que sería de esperar. La propia carrera de cuadrigas la realizan en una especie de descampado, en vez de en el circo máximo, que es lo suyo. Pero insisto, se nota que tenían dinero para intentar hacer algo grandioso, aunque no para conseguirlo.
En cuanto al reparto, es un batiburrillo de caras televisivas y de cine de medio mundo, con otros que no los conoce ni Dios, y ninguno de ellos destaca demasiado. Algunos estaban de moda en España por aquel entonces, como Miguel Ángel Muños y Lucía Jiménez, que no pegan ni con cola. Sale hasta Kristin Kreuk (“Smallville”), que con sus rasgos tampoco es que encaje demasiado en la Judea de Cristo.
Pero bueno, a pesar de todo eso, la historia sigue siendo buenísima, y como tampoco la cuentan demasiado mal, yo le doy mi visto bueno por la mínima.
Es entretenida y, dentro de la mediocridad de reparto y diseño de producción, tampoco tiene nada que esté tan desastrosamente mal como para arrojar la serie a la hoguera.
Ah, y las cámaras lentas sobran totalmente.