Vale, es cierto que el famoso director no siempre acierta y mete la pata de vez en cuando. Pues bien, se da el caso, y a base de bien.
Tiene bastantes defectos, empezando porque el estilo de trabajo de Brian De Palma (de la escuela de Hitchcock y con un montaje y realización particulares) no le pega ni con cola a este policíaco moderno, corriente y moliente.
La banda sonora original, demasiado clásica y anticuada, tampoco es buena ni coherente.
Sigamos. Tiene una factura muy pobre. No diría que sea falta de presupuesto exactamente (que quizás también lo sea), sino que la puesta en escena, decorados, montaje y demás, tiene todo una apariencia bastante cutre. Parece un telefilm de baja estofa, y su único as en la manga es tener a dos actores de “Juego de tronos” como protagonistas.
La trama es simple hasta decir basta. Andan buscando a un terrorista que se supone que es más malo que el coronavirus aunque no da mucho miedo, pero todo sin emoción, ni intriga, ni giros y prácticamente sin acción alguna. Lo poco que hay de esto, es bastante lamentable. Por ejemplo, lo más interesante de la primera escaramuza en los tejados (con un atrezzo patético, por cierto), es descubrir que Almería exporta fruta a Dinamarca.
Los actores están para matarlos directamente. Todos tienen una pinta de tener poquísimas ganas de trabajar bien, aunque estén representando un atentado terrorista. No se salva ni Guy Pearce (su última escena tiene tela, es que ni se enfada con lo que le pasa).
El conjunto, por si fuera poco, es tremendamente aburrido.
Supongo que Brian De Palma ha aplicado la ley del mínimo esfuerzo, que ya tiene una edad respetable y todo el pescado vendido. ¿Para qué se va a esforzar si va a cobrar igualmente?