Si Jack Nicholson es uno de los actores más reputados, respetados y admirados de todo el siglo XX es por haber hecho películas como esta.
Con un título extrañísimo, pero que ha quedado en la historia del cine, nos cuenta la historia de un “infiltrado” en un manicomio.
El protagonista es el menos loco de esta residencia, y su llegada supone una auténtica revolución para este grupo de curiosos personajes.
Está llena de momentos entrañables, como cuando salen en barco, o las secuencias con el indio mudo, que es también el que aparece en mi muy recordada “Poltergeist II”.
Pero sin ningún género de dudas, lo más destacable es la excelsa interpretación del amigo Jack. Sus gestos y expresividad, acompañados de su inconfundible rostro, configuran uno de los mejores trabajos de toda su carrera.
Los buenos momentos de drama y comedia (que los hay) quedan totalmente eclipsados por su actuación.
Aunque en estos momentos no me siento muy inspirado para escribir una crítica más larga, yo diría simplemente que es una película imprescindible para todo cinéfilo que se precie.