Daniel Calparsoro sabe imprimir a muchos de sus trabajos un estilo muy de Hollywood. Aquí se nota en el montaje de algunas secuencias de persecución y también en la ambientación de los crímenes, que nos recuerda a grandes títulos del subgénero de asesinos en serie.
Respecto al reparto, Belén Rueda está en su línea, bien. Aura Garrido sabe llevar aquí su papel de fría policía con mucha más dignidad que en la nefasta “El asesino de los caprichos”. El protagonista cumple mínimamente, sin destacar.
La investigación es interesante. Está muy bien que autores españoles (lo digo porque esto viene de una novela best-seller) hagan estos enfoques sobre folklore, historia y lugares de nuestro país no muy conocidos, al igual que hizo Dolores Redondo con su trilogía del Baztán, salvando las distancias.
Sin embargo, el desarrollo me deja un poco frío. Será porque he visto ya tantas historias como esta, que en mi opinión no logra impresionar demasiado. Más allá de la curiosidad de que transcurra en Vitoria, al final la trama es un tanto convencional, que no quiere decir que sea ni predecible ni mala. De hecho, atar todos los cabos antes de que llegue el final no creo que sea fácil.
Pero me da la sensación de que se entretienen mucho en subtramas personales sin importancia, y que luego la parte más importante la explican demasiado rápido. Tiene altibajos de ritmo y exige cierta atención para cuadrar todo el argumento, al menos en mi caso que no me he leído el libro.
Por cierto, la banda sonora está muy bien y también tiene un aire muy americano.
Con todo, el resultado es bueno, pero no tanto como se podría esperar. En esta línea, por compararla con otra parecida, me gusta mucho más “Nadie conoce a nadie” que esta, por ejemplo.