Una de las muchísimas aristas que tuvo la Segunda Guerra Mundial se desarrolló en Betchley Park, donde un grupo de científicos aliados trabajaban a destajo para descifrar los códigos nazis. El descifrado de la máquina Enigma era clave para ganar la guerra.
A priori, poca enjundia se le podía exprimir a este grupo de matemáticos y sus reuniones de trabajo para conformar un argumento atractivo.
Pero los que han hecho la película se han preocupado de darle un poquito más de empaque, enlazando la trama principal con espionaje y enredos amorosos.
Doy por supuesto que no nos lo cuentan todo de manera fiel a la realidad, pero por lo menos así la película se hace más entretenida, porque para saber lo que pasó de manera fría es mejor ver un documental.
Se hace curioso ver a Kate Winslet como oficinista empollona muy tímida. Ella es la cara más conocida del reparto.
Los “flashbacks” del protagonista con su amante (la enjuta Saffron Burrows) y la investigación de lo que pudo pasar, como digo, completan muy bien una historia que podría haber sido bastante aburrida.
Pero lo mejor del film es la banda sonora del gran John Barry. Su melodía de piano es emotiva y pegadiza, y está impregnada del estilo del autor.