Hemos visto miles y miles de venganzas en el cine, y la de John Wick no parece que pueda destacar demasiado.
El argumento es extremadamente simple y poco original, aunque también es verdad que en este tipo de películas lo que importa es la acción y los tiroteos.
En ese sentido, el film ofrece unas cuantas escenas muy bien hechas, en las que el protagonista es una máquina con las armas de fuego. Sus tácticas de combate me han recordado un poquito al “gunkata” de “Equilibrium”, salvando las distancias. Las coreografías, sin ser muy espectaculares, sí que hacen que sea entretenida de ver.
Quitando las secuencias de acción, la verdad es que tiene poco que ofrecer. De hecho, no carece de diálogos de besugos ni de malos estúpidos que parece que quisieran morir, sabiendo a quien se enfrentan y otras absurdidades por el estilo.
Y no se puede decir mucho más ni a favor ni en contra. La verdad es que en parte entiendo por qué no fue estrenada en cine en nuestro país, ya que no parece muy adecuada para tener un gran éxito comercial. Personalmente, he dudado entre el aprobado justo o suspenderla directamente, pero como de vez en cuando me gusta ver títulos de este género en los que no haya que pensar ni esperar otra cosa, pues le doy el visto bueno.