Denzel Washington se atreve con la ciencia ficción en esta fantasía post-apocalíptica que recuerda a otros títulos del subgénero y que cuenta también con algunos tópicos.
Tenemos a los habituales salvajes medio locos que asaltan a los viajeros. Hay también un pueblo en el que no se recibe bien a los forasteros, muy identificable con los del viejo Oeste.
La película plantea una idea muy apropiada para los tiempos actuales. Se trata del control y del poder a través del miedo y por la supuesta superioridad intelectual. En el país de los ciegos, el tuerto es el rey. El personaje malvado de Gary Oldman y unos pocos saben leer, pero la mayoría no, y eso es un arma de poder. Adquirir el libro de Eli se convierte en una obsesión para él, lo que da lugar a una persecución a vida o muerte que es el centro de la película.
No nos explican bien qué le ha pasado al mundo. Pero, al igual que en otras historias de este tipo ("Mensajero del futuro", "Mad Max" o "La carretera", por ejemplo), realmente es lo de menos. Lo importante es ver cómo los supervivientes tienen que luchar para vivir un día más. Eli lo expresa muy bien cuando dice que "antes teníamos mucho más de lo que necesitábamos. La gente tiraba cosas por las que ahora mataríamos".
Los directores plasman un mundo descolorido. La fotografía utiliza un juego de colores pobre, propio de un mundo prácticamente muerto y muy apropiado para la película.
También nos ofrecen un plano secuencia muy bien hecho en la escena del tiroteo. Siempre gusta ver en el cine estos ejemplos de buen hacer, en los que se juega con la cámara como les da la gana.
Transmite muy bien la imagen de un mundo destruido en el que se puede morir por cualquier tontería.
Es una película muy interesante. Yo no diría que es un peliculón, pero en mi opinión le falta bastante poco para serlo.