Tras disfrutar de esta estupenda tercera entrega de la nueva versión de la saga de la “Enterprise”, me ha sorprendido mucho descubrir en los créditos finales que uno de los guionistas es el propio Simon Pegg (Scotty). Está claro que este tipo sabe lo que se hace y no solamente es un buen actor cómico.
De todas maneras el argumento es mucho más simple que en las dos anteriores, donde se le daba mucha importancia al desarrollo de los personajes, a pesar de tener un contexto fantástico. Aquí no se “pierde” el tiempo con eso, y da igual porque no es necesario a estas alturas. Ya conocemos a la tripulación. Si la primera película fue de presentación y estaba centrada en el capitán Kirk, y en la segunda se centraron en Spock y en el villano Kahn, aquí simplemente se reparte el protagonismo entre todos los tripulantes y nos ofrecen más aventura, acción y efectos especiales. Pero la esencia de la franquicia, creo que se mantiene. Este nuevo enfoque no es ni mejor ni peor, solo distinto, y enriquece aún más la saga reiniciada por el genial J. J. Abrams.
El heredero espiritual de Spielberg ejerce aquí labores de producción, pero algo de mano ha tenido que meter cuando tenemos el habitual “cameo” de Greg Grunberg (que no salió en las dos anteriores y ahora era la ocasión). Lo que no he descubierto (al menos en el primer visionado) es si aparece en alguna parte el número 47 (marca de la casa Abrams).
Aunque para los personajes sea un poco traumático, que gran parte de la acción transcurra en un planeta hostil, alejados de la seguridad de la nave, me ha gustado. Si todo fuera dentro de la nave, dándose órdenes los unos a los otros, esto terminaría siendo aburrido.
Aparecen nuevos personajes, como Jaylah, cuyo aspecto tiene un diseño realmente llamativo y vistoso. También tenemos al pesado de Idris Elba, que está hasta en la sopa. Tengo que acordarme algún día de mirar en internet qué hizo este hombre en su filmografía en un momento dado para que le contraten tanto. Hasta tal punto tiene “enchufe” que ha llegado a interpretar a personajes que deberían ser blancos (como el de “Thor” o el pistolero de “La torre oscura”, actualmente en filmación y que tiene pinta de que van a cargarse las novelas de Stephen King a base de bien).
De todas maneras, el villano al que interpreta tiene muchísimo menos carisma que los de las dos películas previas, todo hay que decirlo.
Otra cosa que me ha llamado mucho la atención es que salgan tantas especies de extraterrestres. Se les ha ido un poco la mano porque me ha recordado a la otra gran saga del espacio. Normalmente en “Trek” no salen tantos bichos como en esta entrega.
También tengo que decir que el arranque de la película es realmente flojo. Los primeros minutos no son nada emocionantes (incluso es ridícula la escena de los bichos pequeños esos), y me estaba temiendo que el relativo fracaso en taquilla tendría relación con la calidad. Afortunadamente no es así, y cuando empieza lo bueno, da lo que se espera hasta la trepidante recta final.
Me parece también muy emotivo el guiño y homenaje a Leonard Nimoy, el antiguo Spock, ya fallecido y que siempre será recordado por ser el famoso vulcaniano.
La banda sonora de Michael Giacchino se sale y acompaña perfectamente a la película. Es épica y aún mejor, si cabe, que en las dos primeras.
Es una película muy satisfactoria. Yo no soy “trekkie”, pero gracias a estas 3 nuevas películas a lo mejor lo termino siendo algún día.
Eso sí, si hacen alguna más (que supongo que sí), a ver si le dedican un poco más tiempo a Uhura, que aquí ha salido demasiado poco.
Con lo relativamente mal que empieza, al final resulta ser una de las mejores películas veraniegas de 2016. La taquilla no le hace justicia.