En un instituto de mala muerte de Miami, la delincuencia campa a sus anchas y los profesores no pueden controlar al alumnado de baja clase social y un interés nulo por los estudios.
Pero no hay problema, porque ahí tenemos a Tom Berenguer, un mercenario, dispuesto a infiltrarse como profesor y arreglar los problemas.
La película tiene un estilo totalmente “ochentero” a pesar de ser de 1996. Hasta tiene un tiroteo al final muy similar al de las películas de Chuck Norris o la acción de serie B de dicha época.
No hay mucho espacio para el drama. No se dedica tiempo a la educación en sí, como han hecho otros títulos parecidos (“Mentes peligrosas”, “Diarios de la calle”, etc.). En un par de clases, el profesor sabe imponer el respeto por las malas, y se centra más la historia en acabar con el tráfico de drogas en el centro.
Y aún así, tampoco es que tenga demasiadas dosis de acción, salvo en el último tramo.
Tiene también cosas demasiado poco creíbles, como que consiga dominar a su clase tan pronto, siendo todos tan violentos. O que con las cosas que pasan allí, nadie llame a la policía.
El recurso de que el protagonista sea un soldado, también es un poco tópico. Aunque no creo que se pudiera imponer a sus alumnos si fuera como el de “El club de los poetas muertos”.
La película es entretenida, pero nunca termina de despegar del todo. No está para tirar cohetes, quedando más bien para un domingo por la tarde tonto, si no hay nada mejor que ver.