Arturo Pérez-Reverte crea en sus novelas a los denominados "héroes cansados". Sus protagonistas no son jóvenes y son héroes venidos a menos, con cierta gloria en su pasado pero que ahora son una sombra de lo que fueron y que ya piensan que los buenos tiempos no volverán y se limitan a sobrevivir en lo poco que queda de su mundo.
Esto lo consigue representar bastante bien Carmelo Gómez en esta adaptación. Y no es la única virtud que tiene el film, a pesar de estar bastante lejos de lo que podríamos considerar un peliculón.
De hecho, la mejor baza que tiene Imanol Uribe no es lo que hace, sino lo que deja de hacer. La novela original es bastante pesada. Pérez-Reverte se explaya utilizando lenguaje marinero y haciendo aguas con muchos tramos en los que no pasa nada, recargando y alargando mucho la trama para que al final le sobren muchísimas páginas.
Pero la película lo resume todo bastante bien. Y aún así no es redonda, lo cual demuestra que no es ésta precisamente la mejor obra del escritor cartaginés.
Este marinero con la conservadora del Museo Naval se dedican a investigar un barco hundido. Y se pasan toda la película descubriendo pistas sin demasiado interés, además de estar acosados por un italiano misterioso. Pero tampoco tiene mucha intriga esta parte del argumento.
Al menos es lo suficientemente justita para no aburrir demasiado, y hay escenas submarinas a pesar de lo difícil que son de filmar, pero no hace falta ser demasiado avispado para darse cuenta de que no pasa prácticamente nada de mucho interés.