Con su estilo de humor de siempre pero con muchísimo menos gas, Jay y Bob han vuelto cuando ya casi nadie se acordaba de ellos, que ya ha llovido desde que los vimos por última vez en “Clerks 2” (si no me equivoco).
Pues bien. Aquí no vamos a encontrar tanta genialidad y diálogos acertados como en las anteriores, ni mucho menos.
Solo algunos “cameos” y guiños están bien. Pero la mayoría de la película es mediocre como mucho, por no decir directamente mala.
Me da la sensación de que Kevin Smith solo la ha hecho como una especie de celebración por superar su infarto. Es una reunión de amigos (y familiares) hecha para divertirse, más que para ofrecer algo medianamente aceptable a los espectadores y fans. El problema básico que tiene la película es que no hace gracia, y siendo una comedia ya con eso lo digo todo. Creo que le falta también el gancho de lo políticamente incorrecto. Algo de eso hay, pero más escaso y con mucha más contención.
Al menos, por mala que sea, es mejor que la deleznable “Tusk”, pero echo mucho en falta más escenas divertidas que me hagan reír, y no un flojísimo argumento que es una mera excusa para ver caras conocidas así porque sí. Por ejemplo, ¿qué aportan o qué gracia tienen los personajes de Rosario Dawson o de Matt Damon?
Lo único bueno es la crítica a los reboots de Hollywood, porque el film no despega ni siquiera cuando llegan a la “Chronic Con” esa, donde podemos seguir encontrando mucho patetismo con momentos como lo de “Clerks” en blanco y negro o el lamentable diálogo con Ben Affleck.
Sin duda, es la peor película de Jay y Bob. Para hacer esto, mejor que se hubieran quedado quietecitos.