Aprovechando el tirón de las películas de "Blade", Len Wiseman nos propone una guerra ancestral entre vampiros y licántropos, que viven ocultos en el mundo desde tiempos inmemoriales.
No tiene nada de terror a pesar de contar con estas criaturas de la noche. Es una película de fantasía, acción y efectos especiales con una ambientación gótica y personajes interesantes.
Hay que reconocer que su ritmo es bastante irregular. El cuerpo central de su metraje se centra en una trama de traiciones entre los altos mandos de ambas razas. Sin embargo, esta parte del argumento me ha gustado bastante. Parece la típica historia de intrigas palaciegas dignas de "Las hermanas Bolena" o "Elizabeth", pero trasladados a vampiros y hombres lobo.
Kate Beckinsale encaja como anillo al dedo en su papel de Selene, una guerrera de la noche muy letal, que por casualidad descubre todo un complot contra su clan de vampiros, algo relacionado con el pasado más remoto.
El señorial Bill Nighy es Viktor, su padre vampírico. Es impresionante el trabajo de maquillaje que han realizado para mostrarlo recién despertado de su letargo de siglos.
La verdad es que también están muy conseguidos los licántropos, tanto por su diseño, que se sale de lo habitual, como por el hecho de que parezcan realistas a pesar de que en muchos momentos se nota que no están hechos por ordenador.
Las escenas de acción beben de "Blade" y "Matrix", salvando muchísimo las distancias y aún así teniendo un estilo propio. No olvidemos que es el comienzo de una exitosa saga que hasta hoy mismo lleva cuatro entregas, y que no me extrañaría que continuara un poco más.
Y es que, "Underworld" es una de esas películas que no inventa nada sino que mezcla ingeniosamente muchos elementos diferentes, pero con la suerte de que la mezcla les ha quedado bastante bien.