Emilio Aragón es el padre de la criatura. Y bien que le ha salido su obra, vaya que sí.
Una historia de amistad en el marco de una compañía de teatro tras la Guerra Civil, con muchos personajes entrañables marcados por la tragedia.
La película no cae en el recurso fácil de la sensiblería, ni se mete demasiado a fondo en debates políticos. Lo importante son los lazos de unión entre el trío protagonista.
Imanol Arias hace una excelente actuación. El actor (que tiene que tener los pulmones renegridos de tanto que fuma), lleva la mayor parte del peso argumental. Su personaje ha sufrido mucho en la guerra y acoge al niño huérfano como si fuera su propio hijo.
Lluis Homar también está igual de bien que siempre.
Entre los secundarios, una Carmen Machi menos graciosa de lo habitual, y que no sale demasiado tiempo.
La recreación de la época está muy conseguida, pero sobre todo se esmera en el entorno de los teatros. Es curioso ver cómo la imaginación se tenía que imponer a la falta de recurso y de tecnología que había en esa época. Los números musicales nos muestran bien esto, aunque para mi gusto hay más de la cuenta y en algunos de ellos ponen canciones enteras y me resulta un poco pesado.
Tiene más comedia que drama, pero evidentemente no esconde que en aquellos años la vida era muy triste en este país, sobre todo porque se pasaba mucha hambre y no había libertad ninguna. Para poder criticar había que ingeniárselas, como con la canción "No se puede vivir con un franco" que simulaba hablar de la moneda francesa cuando estaba clarísimo de a quién se estaban refiriendo.
Es una película muy emotiva, divertida y bien hecha, que me ha supuesto una gran sorpresa, pues no esperaba tanto de un hombre que no tiene excesiva experiencia como cineasta.