Más de 20 años llevamos ya jugando con estos juguetes, pero la compañía de la lamparita, en lugar de limitarse a explotar la gallina de los huevos de oro, ha realizado una cuarta parte que no solo no sobra, sino que es la que más me ha gustado de todas.
Nuevos juguetes entran en acción (¿qué genio ha diseñado a Forky?), robando muchísimo protagonismo al grupo original, y haciendo que esta sea una película muy fresca, que además no repite tantos esquemas y clichés como las anteriores. Es verdad que se sigue tratando el tema de la realización personal y de la forma de afrontar los cambios vitales (con lo que sigue siendo una historia disfrutable por público de todas las edades), así como el típico rescate en el que la unión hace la fuerza. Pero el ritmo, el humor acertado, los personajes y una cuidada puesta en escena con juegos de cámara y una animación muy superior a la de la “primitiva” primera parte, completan un desenlace absolutamente genial.
Uno puede reírse (en muchos momentos) y emocionarse con estos amigos que parecen ya de toda la vida. Y si no se disfruta tanto como lo he hecho yo, por lo menos nadie puede negar que es una película divertidísima para olvidarse un poco de los problemas.
Bueno, y lo de que es la última, lo he dado por hecho por lo que se ha dicho, pero nunca se sabe lo que puede pasar si la taquilla rinde. Pero si la cosa termina aquí como parece, para mí es un broche de oro.
¡Hasta el infinito y más allá!