Hola a todos. Soy Vin Diesel y estoy forrado, pero quiero más dinero y quiero divertirme mientras lo gano. ¿Qué más da hacer una boñiga si tengo el respaldo de la saga “Fast and furious” y la gente va a pagar su entrada por ver mis músculos?
He cambiado el tono de la primera. Si aquella era un puro espectáculo de acción más que digno con un James Bond alternativo, aquí todo eso ya da igual. Como la segunda parte era malísima, me creo que esta no puede ser peor, y sin embargo lo consigo. Da igual que en la de Ice Cube dijeran que Xander murió. Salgo otra vez y ya está, así, sin molestarme en dar muchas explicaciones.
Pues, como iba diciendo, cambio el tono porque me da la gana. Pasamos de la acción decente a la paranoia, al humor con calzador, a las escenas pasadas de vueltas que en vez de espectáculo dan pena, porque nos pasamos la suspensión de incredulidad por el arco del triunfo. ¿Por qué? Porque sí. Esto más bien parece el peor cine de Robert Rodríguez, o incluso la vomitiva “Wanted” de Angelina Jolie, pero desde luego poco se parece a la de Rob Cohen.
Es de esas películas con un humor tan malo, que no importa nada de lo demás (aunque también sea malísimo en este caso). Hace más gracia con la comedia involuntaria de las escenas exageradas que con el humor propiamente dicho.
La película es una continua sucesión de escenas de relleno intercaladas con secuencias ridículas y salpicadas por unos diálogos rematadamente estúpidos.
Me he inventado un prólogo maravilloso: ponemos a Gibbons con Neymar, a los personajes les ponemos unas presentaciones en plan jugadores del “Street fighter”, y a Samuel L. Jackson le damos un monólogo rimbombante y muy patético que contrasta extraordinariamente con los que hacía en “Pulp fiction”. También vemos cómo Neymar juega al fútbol con un servilletero. ¡Qué bonito! Si esto empieza así, ¿cómo puede terminar?
Meto tías buenas a cascoporro, que las feministas no van a ver la película de todas formas. Me lío con seis a la vez en una escena, así porque sí, porque soy Vin Diesel y soy un machote. Por cierto, ¿dónde está Asia Argento ahora? Supongo que tendría cosas mejores que hacer.
¿Por qué no me dedico un poquito a explicar la muerte fingida de Xander? Da igual, prefiero hacer “skate” mientras me juego la vida por ofrecer fútbol gratis. Mira tú que bien.
Soy consciente de que estoy perpetrando una meretriz boñiga (tradúzcase libremente, que es para que no me invaliden la crítica), así que me río de mí mismo y de mis seguidores durante sus insufribles 105 minutos.
¡Uy, qué pena! Ahora resulta que mi “estupenda” película ha sido un fracaso comercial. A ver si tenéis suerte y no continúo con esta saga. Soy Vin Diesel y que me den morcilla. Le cedo la palabra al que está escribiendo esto en su teclado.
Elegir la peor escena es más difícil que barrer unas escaleras hacia arriba. Tal vez las motos flotantes, o la francotiradora de pelo verde a la que no se le ocurre apagar la mira térmica, o el espantoso final en el avión con gravedad cero. Es casi imposible decidirse, la verdad.
Es tan mala que no merecía la pena ni escribir esta parrafada, pero si con esto consigo evitarle sufrimiento y pérdida de tiempo a una sola persona, me doy por satisfecho.
Aguantar hasta el final es toda una hazaña digna de ser recompensada. Eso es un logro y no los de los juegos de la “Play”.
Mira que tengo un malísimo (y afortunadamente vago) recuerdo de la segunda, pero me parece que esta es todavía mucho peor.
Lo único bueno de esta película es que, aunque estuve a punto, no caí en la tentación de verla en el cine. ¡Qué suerte la mía!