Por muy prometedor que sea el título y a pesar del reparto y la habitual espectacularidad de la producción, esta tercera entrega de Brosnan es la peor de su participación en la saga.
El prólogo en Bilbao y con la persecución en el Támesis con lanchas es lo mejor de todo.
Principalmente su defecto es que dura demasiado, tiene demasiada investigación y también dedica demasiado tiempo a la relación con Electra King (Sophie Marceau), cuando está más o menos claro como va a terminar la cosa. Su ritmo es demasiado desigual, sus escenas de acción saben a poco y se hace un poquito pesada.
El malo, Robert Carlyle, recuerda a algunos enemigos de las etapas de Connery y Moore, pero con menos carisma.
Denise Richards puede ser muy guapa, pero la pobrecilla debería dar clases de arte dramático porque es una pésima actriz.
Eso no quita que sea una película de acción relativamente aceptable y mejor que muchas. Sin embargo, yo a 007 le pido un poquito más de la esencia del personaje y de la franquicia. Sin duda alguna este es un título un poco venido a menos, aunque también está lejos de las peores (el bodrio de Lazenby no ha sido superado en cutrez todavía, ni creo que lo sea).