Cuando veo thrillers de serie B como este, con actores venidos a menos, bajo presupuesto y estreno limitado o que ni siquiera ha pasado por el cine, los comparo con un equilibrista sobre la fina línea de la mediocridad que separa la calidad del bodrio.
Ni es buena ni mala. Ni aburre ni entusiasma. No es como para dejar de verla, pero a los tres días es como si te hubieran pasado el cacharro de “Men in black”: se me olvida como si tuviera la amnesia de Val Kilmer.
Por cierto, que los actores están tan poco motivados como el resto del equipo. Solo quieren cobrar e irse a su casa. Bueno, todos menos Neve Campbell, que sí que se esfuerza algo en hacerlo realmente mal. Esta actriz nunca ha sido buena y puede alegrarse de haber sido la protagonista de “Scream”. No me extraña que su carrera nunca haya destacado mucho fuera de la saga de Wes Craven (quizás salvo en “Juegos salvajes”, y por cómo era esa película).
En fin, con todo lo dicho, es apta para matar hora y media en un día tonto sin exigencia cinéfila.
Y algún que otro giro inesperado hay, como para poder salvarla de la quema. La nota que le he puesto la tengo clarísima y no hay que matizar nada en absoluto.
Duda sin resolver: ¿A qué demonios viene ese breve plano de un torero al principio del todo? Incomprensible aunque tenga que ver con Méjico.
También creo que ha debido patrocinarla una tabacalera. ¡Todos fuman como William B. Davis en “Expediente X”!