En las conversaciones normales y corrientes sobre cine con la gente de la calle hay una cierta jerga para clasificar las películas. No es lo mismo decir que una "peli" está "muy guapa", que decir está "muy chula" o que es "muy bonita".
Pues bien, "Las normas de la casa de la sidra" es claramante una película "muy bonita". Es de las que gustan al espectador casual que todavía ve cine cuando lo emiten en televisión con publicidad. Cuenta una buena historia dramática, sin una pizca de violencia ni casi nada que manche su "buen rollo" sentimental. Es de esas que llega a tener cierto éxito por el boca a oreja o directamente por recibir premios.
Parte de un texto de John Irving, con buenos actores, fotografía bella, música de Rachel Portman aún más bella y una buena historia melodramática.
Por encima de todos los demás, sobresale el gigante Michael Caine, haciendo un papel de director de orfanato en los años 40. Tobey Maguire, con su sempiterna cara de niño, encaja muy bien en el rol de este huérfano al que nunca recogieron y que quiere conocer mundo. También está una joven Charlize Theron antes de hacerse tan famosa como es hoy en día, aportando el típico toque de romanticismo a la historia.
El argumento tiene partes tristes pero que no llegan a convertir la película en un festival de pañuelos, ni siquiera llegando al final. Lo más interesante es su acercamiento al controvertido tema del aborto, mostrando lo que puede llevar a tomar tal decisión, pero sin entrar en moralinas ni debates polémicos.
Se nota, en toda ella, que está pensada para tener éxito y galardones (que alguno obtuvo), y desde luego no le falta calidad para ello porque está muy bien contada. Y eso que, en sucesivos revisionados, me he dado cuenta de que el guion no es realmente nada del otro mundo, pero cuando algo se cuenta lo suficientemente bien, eso no importa mucho y el resultado es bueno.