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Voto de Agente Cooper:
8
Terror Continuación de "House of 1000 Corpses". Una historia de asesinatos, locura y venganza. Los Firefly, la familia de homicidas, emprenden una sangrienta huida escapando de un sheriff con sed de venganza. (FILMAFFINITY)
21 de febrero de 2006
10 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se nota que a Rob Zombie le encantan las películas de terror sucias y sórdidas, los westerns crepusculares de tono épico y romántico y las road-movies polvorientas con destino trágico, casi mítico.

En esta película, protagonizada por la familia de sádicos y despiadados asesinos freaks surgidos de la más enfermiza versión de la América Profunda y que ya causaron sensación en "La casa de los 1000 cadáveres", Zombie penetra en otros excitantes territorios, no limitándose a ofrecer más de lo mismo.

Aquí, en cambio, encontramos que el punto de vista adoptado es el de los villanos, de modo que son ellos los que acaparan la atención, llegando a convertirse en personajes tan odiosos como curiosamente simpáticos. El director cuenta con el acierto de seguir caracterizando a sus criaturas como diablos irredentos que gozan inflingiendo el mal, pero luego nos damos cuenta de que el muy zorro esconde un as en la manga: la caída en la obsesión vengadora por parte de un sheriff (William Forsythe) que se erige en martirio de los villanos protagonistas alcanza unos niveles de brutalidad tal grado que, como espectador un tanto perverso, tiendes a sentir piedad y cierta empatía con la seductora pero letal Baby, el desasosegante aunque entrañable payaso Capitán Spaulding y el salvaje Otis, interpretados de forma más que convincente por Sheri Moon Zombie, Sid Haig y Bill Moseley.

Los verdugos se tornan en víctimas debido a la sed de venganza del representante de la ley. Un dilema moral surge: ¿Por quién sufrimos? ¿De quién nos ponemos de parte? ¿De los asesinos sin escrúpulos que arrastran un historial sanguinario indescriptible o de ese sheriff desquiciado, azote del mal y ángel vengador, con métodos que se asemejan a los propios de la diabólica familia?

Zombie demuestra poseer nervio en la dirección y ser un interesante creador de atmósferas inquietantes y de momentos especialmente pesadillescos a través de su imaginería referencial, sentido visual y montaje. La violencia cruda y sin titubeos reina en el ambiente ya desde la primera escena que da inicio al bestial asedio de la unidad de SWAT a la casa de los horrores. La película comienza con emociones fuertes y no decae en ningún momento en su objetivo de generar una considerable colección de depravadas acciones y actitudes sin incurrir en un innecesario mal gusto.

Aunque es evidente que la película nos cuenta una historia ínfima que quizás sabe a poco, ésta resulta efectiva para lograr lo deseado, para cumplir sus pretensiones de ofrecer una pesadilla de irónico posicionamiento moral cuya crudeza se ve atenuada por un sentido del humor negro no apto para todos los gustos y una selección musical que, sin duda, se encarga de desdramatizar las tragedias para indicarnos que nada de lo que ocurre conviene tomárselo muy en serio.

Estamos ante un intenso y bizarro divertimento con un desenlace épico y amoral en su mitificación del mal y que confirma a Rob Zombie como director a seguir de cerca.
Agente Cooper
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