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Reino Unido Reino Unido · Birmingham
Voto de Peaky Boy:
9
Ciencia ficción Fahrenheit 451 es la temperatura a la que arde el papel de los libros. En un futuro opresivo Guy Montag, un disciplinado bombero encargado de quemar los libros prohibidos por el gobierno, conoce a una revolucionaria maestra que se atreve a leer. Poco a poco Guy comenzará a tener dudas sobre su libertad intelectual, y sobre el precio que esta libertad tendría sobre su seguridad personal. (FILMAFFINITY)
27 de octubre de 2011
23 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Mira mamá, los bomberos! Ya van a iniciar un fuego!”
Puede parecer un absurdo, pero en la sociedad distópica que nos plantea François Truffaut, este cuerpo de seguridad contra incendios tenía un cometido muy diferente al que conocemos comúnmente. En esta adaptación de la novela homónima de Ray Bradbury, cuyo título hace referencia a la temperatura a la que arde el papel, 451º Farenheit, los bomberos tenían la misión de quemar los libros, para así impedir que la gente pudiese leer. Esta medida, según sus precursores, se tomó para evitar que el pueblo se dejase influir por mensajes subliminares o ideas incorrectas, llegando a la conclusión de que leer impide a los hombres ser felices. Pero la realidad era otra, una sociedad ultra-conservadora, muy consciente de que la cultura es lo que hace fuerte al pueblo, crea una campaña de analfabetización para que el ser humano se convierta en una criatura dócil y manejable, impidiendo el libre pensamiento y la posibilidad de un levantamiento contra el poder, debido a la falta de ideales.
La historia se centra en uno de estos bomberos, un hombre fiel a su trabajo, a sus costumbres, que disfruta de los beneficios que le otorga su puesto en la alta sociedad. Pero un día, conocerá a una mujer que le hará plantearse sus prioridades y pondrá en tela de juicio su propia conciencia. Sin embargo, una vez que has cambiado de bando, sólo hay una salida, un lugar del que muchos hablan, pero que nadie conoce, un lugar que puede ser el único ápice de esperanza para la salvación intelectual del mundo.
El problema de la ciencia ficción es que se deteriora rápidamente con el paso del tiempo. Como ocurre con cualquier aparato electrónico, los efectos visuales pierden el atractivo con el que un día deslumbraron al público. Esto es así para los grandes entendedores de las nuevas tecnologías, fanáticos del 3D. Aunque puede suceder todo lo contrario. Es ahora cuando podemos contemplar asombrados esos trucos ópticos, que con los años han ido cobrando un toque romántico y nostálgico, pudiéndose apreciar el verdadero significado de la ciencia ficción, ya que hoy en día los efectos son tan reales que no podemos distinguir si lo que están viendo nuestros ojos es realidad o fantasía. Esa estética retro nunca pasará de moda, y menos aún en este género.
Obviamente no voy a defender que estamos ante la mejor película de Truffaut, dado que en anteriores trabajos ya demostró con creces su genialidad en la puesta en escena y dirección. Pero con esta cinta, el director demostró su capacidad de adaptación, de saber que estaba contando una fábula, y que por lo tanto no podía seguir fiel al patrón de la Nouvelle Vague que tan buenos resultados le había dado. Este film tenía que ser completamente diferente, excéntrico, hasta el punto de que hoy en día ya se puede considerar como uno de los imprescindibles dentro del cine de culto.
Peaky Boy
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