Resulta muy difícil soportar hoy en día este "Juegos de medianoche": un matrimonio, a pesar de llevar pocos años casado, discute, o más bien se lanza comentarios pasivo agresivos que nos demuestran lo poco prometedor que se augura su futuro en común.

Parece mentira que un producto emitido a finales de los setenta haya quedado tan desfasado, las frases son como mínimo absurdas, por no decir otra cosa: "las mujeres sois incapaces de reflexionar", dice él, sin que a ella parezca que le moleste especialmente.

Uno se imagina a un grupo de matrimonios de clase media alta yendo a ver la obra, ella con su perceptivo abrigo de pieles, él con cara de "a qué cosas me trae mi mujer"; riéndose un poco, pensando aún menos y volviendo a casa tan contentos.

Hoy, resulta muy difícil de tragar y aún más difícil conectar con su humor (que se intuye que debe existir por alguna parte).

Por no mencionar que el ritmo que - en estos tiempos - resulta lento, lentísimo y que la entrega de los actores (indudable, a pesar de lo estereotipado de sus personajes) no compensa.