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España España · L'Olleria ( Valencia )
Voto de Grijander:
9
Cine negro. Drama. Romance. Thriller Johnny Farrell (Glenn Ford), un aventurero que vive de hacer trampas en el juego, recala en Buenos Aires. Allí lo saca de un apuro Ballin Mundson, el propietario de un lujoso casino, que acaba haciendo de él su hombre de confianza. Un día, Mundson le presenta a su esposa Gilda. Su sorpresa no tiene límites: fue ella precisamente quien lo convirtió en lo que es: un ser cínico y amargado. (FILMAFFINITY)
6 de octubre de 2012
14 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Gilda es uno de los personajes más carismáticos de la historia del cine. Tanto, que su protagonista decía que "los hombres se iban a la cama con Gilda y se despertaban con Margarita". Una bandera gigantesca del cine y una de las películas que hizo grande aquel maravilloso cine de los años 40.

Charles Vidor hace una labor excelente. Siempre habrá quien diga que sin Rita Hayworth, Gilda no sería la mitad de lo que es y no le faltará razón, pero eso no debe empañar la perfecta dirección de Vidor, que hace del plano - contraplano el mayor de los referentes visuales de la película más allá de sus personajes o intérpretes. El seguimiento constante de la acción con la cámara pegada a ella introduce al espectador en esa fabulosa Argentina en la que se desarrolla la trama y, más concretamente, en ese casino "oculto" de leyes indiscretas. El guion, por su parte, tiene cosas buenas y malas. Ahí si que puede decirse que sin dos actores del calibre de sus protagonistas, no sería gran cosa. La base tiene destellos de esa obra maestra que es Casablanca, encontrándose dos personajes que ya se conocían de antes en un lugar insospechado, casi desconocido para gran parte del público norteamericano. A partir de ahí, Casablanca toma vida propia y Gilda recae enteramente en su pareja protagonista y en la forma que tiene de marcarlos de cerca Charles Vidor. La banda sonora es un auténtico lujo.

Rita Hayworth hace uno de los trabajos más impresionantes de la historia del cine. No voy a decir que sea el mejor (tal vez tampoco de los mejores), pero nunca se vio una relación de amor tan intensa entre la cámara y una actriz. Rita Hayworth está enamorada de la cámara y la cámara está enamorada de Rita Hayworth. En el cine suele ser casi pecado capital, salvo en momentos concretos, que un actor mire a cámara. En Gilda, Rita Hayworth no pierde casi nunca de vista el objetivo, siendo el ejemplo más claro el que vemos en la escena más famosa de la película, con la canción Put the Blame on Mame, cantada en realidad por Anita Ellis (al igual que Amado Mío). Glenn Ford es la otra parte de una de las parejas con más química en pantalla de la historia del cine y lo hace con una brillante interpretación, tan salvaje como elegante. Tras ellos, un frío George MacReady y un simpatiquísimo Steven Geray.

Resumiendo, que es gerundio: Gilda tiene tres de las escenas más importantes del cine de los años 40: Rita Hayworth abofeteando a Glenn Ford (se dice que le rompió dos dientes), Rita Hayworth "cantando" y bailando Put the Blame on Mame (en lo que fue considerado un striptease e hizo que se prohibiera la película en muchos países) y Glenn Ford abofeteando a Rita Hayworth. Tres escenas que, contadas, parecen absurdas. De ahí la genialidad, cuando en pantalla se convierten en lo que son. Aunque los hombres se enamoraban de Gilda, a mí no me disgustaría despertarme junto a Rita Hayworth.
Grijander
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