El lobo de Wall Street adapta el libro que Jordan Belfort escribió sobre su propia vida. Lleva a la gran pantalla, por tanto, las vivencias de uno de los mayores depredadores que ha visto el mundo de las finanazas, lo que es decir mucho.

Martin Scorsese dirige y del guion se encarga Terence Winter, uno de los grandes responsables de Los Soprano. Se nota el peso de Winter con un relato fluído, con dos caminos paralelos y totalmente diferenciados: uno cuenta la historia de Jordan Belfort y el otro cuenta lo que la gente quiere ver. Scorsese trabajo con él siendo Scorsese. Nadie va a hablarle de cine a estas alturas a un director que muchos (entre los que no me incluyo) consideran uno de los más brillantes de los últimos tiempos. El trabajo del director de Queens es verdaderamente brillante. El lobo de Wall Street es, en cierto modo, su película más disparatada y aquí Scorsese puede multiplicar de forma exponencial lo que a lo largo de su carrera hemos visto en otras películas suyas haciendo funciones muy definidas: la locura, el frenesí y el descontrol absoluto. El trabajo con las cámaras es sensacional, así como la planificación de cada secuencia y de la sucesión de las mismas.

Leonardo DiCaprio es el tipo más odiado de Hollywood. Es el único motivo que se me ocurre para que no tenga que comprarse una casa solamente para guardar los premios en ella. La electricidad, el magnetismo y la perfectamente medida locura con la que interpreta la película es algo histórico. Jonah Hill sigue creciendo como una bestia y convirtiéndose en un actorazo de los que estará en boca de todos durante muchos años. Aquí, combina su lado más cómico con su vena de gran intérprete. Margot Robbie está fantástica, sin deslucir entre interpretaciones tan potentes como las que la rodean. Kyle Chandler impone su ley y interpreta un apartado de la película en el que Scorsese retoma el estilo de Infiltrados. Rob Reiner es un soplo de aire fresco y de cordura (pese al carácter de su personaje) y hasta los secundarios están fantásticos, algo obvio cuando tenemos en cuenta que hay nombres como los de Jon Favreau, Jean Dujardin o Matthew McConaughey.

Resumiendo: El lobo de Wall Street es una muy buena película sobre un muy buen broker que puteó a medio Estados Unidos. Una aventura en la que la cordura no tiene cabida. Un entretenimiento de tres horas que se apoya en su protagonista para mantener al espectador enchufadísimo de principio a fin. ¿Lo malo de la película? Es obvio que Scorsese buscaba un resultado de matrícula de honor... y está bastante lejos de lograrlo.