El silencio de los corderos es de esa clase de películas que desprende cine por los cuatro costados. Es, sin duda, un clásico de los 90 y uno de los mejores films de la década.

Jonathan Demme sacudió el mundo del cine con una película cuya pre-producción hizo más bien poco ruido. Uno de los mayores aciertos de la película es la doble línea argumental. La mayoría de thrillers policíacos (al fin y al cabo es mayormente eso) siguen una única línea y se apoyan en varias subtramas, pero El silencio de los corderos tiene material para hacer dos películas si alguien pudiera cortarla con un bisturí. El guión es fantástico, sin duda, pero en las manos equivocadas no hubiese sido más que otra película de videoclub. Sin embargo, Demme dirige de manera brillante y convierte la cinta en todo un referente. No oculta nada ni engaña al espectador en ningún momento (de hecho lo muestra todo a tiempo real), con lo que el mérito del impacto de la película (amén de las interpretaciones) es de la magnífica planificación de escenas de Hemme, de un montaje excelente y de una ambientación soberbia que podría mantener algunas escenas casi ella sola.

Jodie Foster y Anthony Hopkins entraron a formar parte de ese selecto grupo de actores y actrices que han interpretado a personajes con estrella propia en el mundo del cine. Foster interpreta su papel de manera impresionante. Las múltiples capas de 'Clarice' que nos va desgranando el 'Doctor Lecter' son creibles y atribuibles al personaje por el magnífico trabajo de la actiz, que se multiplica en esta película interpretando varios papeles en uno, en lo que es un personaje construido con esmero y sin descuidar detalle. De la interpretación de Anthony Hopkins, poco que decir que no se haya dicho ya: brutal, angustiosa, intimidatoria, terrorífica... y un largo etcétera. Hopkins se propuso no parpadear para dar más realismo a su persnaje, y al final, se mete tanto en la piel de 'Hannibal' que acaba convirtiéndose en el personaje, apartándolo de la ficción y convirtiéndolo en alguien casi real. Los acertadísimos Scott Glenn, Anthony Heald y Ted Levine completan un magnífico reparto.

Resumiendo, que es gerundio: clásico de los 90 y película fija en las listas de mejores películas de la historia. Sus personajes aparecen constantemente también en las listas de los más importantes, mejores héroes y mejores villanos (de hecho, 'Hannibal Lecter' ocupa el primer puesto en la prestigiosa lista de la AFI) Gran guión y mejor dirección para una película imperecedera en la que muchos y grandes actores y actrices rechazaron aparecer.