Los lunes al sol es un drama social que, a pesar de ver la luz en 2002, bien podría enfrascarse dentro de la gran crisis mundial nacida a final de la primera década del nuevo milenio y no cambiaría casi nada.

Fernando León de Aranoa, director español con especial sensibilidad para temas peliagudos de la sociedad, escribe un guion (junto a Ignacio del Moral) que parece caminar despacio pero que no deja de golpear constantemente a los protagonistas y, con ellos, al espectador; una historia tan realista que asusta, pues vemos como incluso en los peores momentos siempre hay lugar para una sonrisa y también para las carcajadas. Tras las cámaras, dirige la película de manera impecable mostrándonos todos los matices de los personajes y de las relaciones entre ellos, haciendo que ese grupo de compañeros que se encuentran en el bar nos resulte familiar, más aún en una época tan difícil a nivel financiero como la que estamos viviendo ahora. La construcción de los personajes es un trabajo de cirujano, pues cada uno tiene lo que los otros necesitan, consiguiendo un puzzle que encaja sin dejar ninguna fisura. La ambientación es otro de los puntos fuertes de la película, pues encuentra en el bar el mejor sitio para dar forma a la frustración y la imposibilidad de los personajes de avanzar y, el mar resulta ser una vía de escape muy acertada.

El reparto es una absoluta barbaridad. Javier Bardem, en uno de los mejores trabajos de su carrera, protagoniza la película con una naturalidad que desborda al espectador y lo atrapa, metiéndolo dentro de la película gracias a un tono de voz ajustado a cada una de las situaciones que atraviesa y a una expresividad medida que no deja nada al azar. Secundando a Bardem está Luís Tosar, otro de los grandes nombres del cine patrio, que alcanza un nivel calcado al del oscarizado actor canario. Tras ellos, o más bien a su lado, tres grandes actores como son José Ángel Egido, Enrique Villén y Joaquín Climent, los tres con un trabajo tan impecable que cuesta aportar algo en forma de palabras a lo que vemos en pantalla. Nieve de Medina, fantástica, y el gran Celso Bugallo, cierran las caras principales de Los lunes al sol.

Resumiendo, que es gerundio: cuando te quedas sin dinero, el no tenerlo es el menor de tus problemas, pues lo peor son las consecuencias del camino que tomes para afrontar ese hecho. En Los lunes al sol se nos muestran varios caminos, todos imperfectos a su manera y cada uno con sus problemas, pero queda el apunte positivo de que siempre podemos mantener nuestra sonrisa, pues es algo que nadie, jamás, nos podrá arrebatar. Ni los coreanos.