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España España · L'Olleria ( Valencia )
Voto de Grijander:
3
Acción. Thriller Shaun Boswell es un chico que no acaba de encajar en ningún grupo. En el instituto es un solitario, su única conexión con el mundo de indiferencia que le rodea es a través de las carreras ilegales, lo que no le ha convertido en el chico favorito de la policía. Cuando amenazan con encarcelarle, le mandan fuera del país a pasar una temporada con su padre, un militar destinado en Japón, que vive en un diminuto piso en un barrio barato de ... [+]
29 de agosto de 2011
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tercera entrega de A todo gas (segundo spin-off, mayormente) que se traslada a Tokyo y pasa de las carreras de diez segundos al derrapaje y que deja a Paul Walker a un lado para centrarse en las aventuras de un presunto chaval de 17 años que realmente tiene 24 y aparenta casi 30.

Justin Lin debuta en la saga. Si en 2 Fast 2 Furious vimos a la saga abrir sus redes para captar espectadores más allá de los amantes de los coches, en Tokyo Race lo que vemos es un claro acercamiento al mercado oriental. La putada en Tokyo Race es que parece aprovechar el nombre de la saga para hacer lo que le sale de los huevos. No tiene absolutamente nada que ver con el estilo de las mejores películas de A todo gas (las que tienen a la pareja Walker - Diesel) y da la impresión de que engaña al público suplantando la identidad de la saga. El guión tiene una premisa aceptable en la que un jóven problemático es enviado a Japón, donde se ve mezclado con yakuzas, pero parece que se quedaron ahí y la película da la impresión de no avanzar. Lo mejor, sin duda, son los especialistas del drifting, que regalan grandes escenas que Justin Lin se encarga de rodar de manera muy correcta. En lo referente a Lin, poco más puede hacer cuando lo que tiene que contar no tiene ninguna importancia y el guión está escrito solo para engordar las arcas de los productores.

Lucas Black, fatal. El chaval tiene la misma capacidad interpretativa que la piedra pómez, y lo único que hace en la película es sonreir y lanzar miradas desafiantes. Ese jóven prodigio asquerosamente rico a sus 24 años (actuales) llamado Bow Wow está muy por encima del protagonista, interpretando el papel recurrente de típico negro (negro es un color, no un insulto) que consigue de todo y viste como un rapero (en la vida real Wow es rapero). Floja también Nathalie Kelley, sin mucho que ofrecer más allá de un cuerpo que llama la atención. El exageradamente mal actor Brian Tee esá a un nivel paupérrimo, haciendo que lo único que interese sobre él sea si la prominencia de su nariz es superior a la de su boca. Sung Kang, sin duda, el mejor de todos de largo. Tranquilo y natural, nos deja un personaje de los más carismáticos de la saga.

Resumiendo, que es gerundio: que nadie se equivoque por el título, porque esto no es A todo gas. Si bien la segunda mantenía la esencia pero ampliaba horizontes, esta da un giro radical. También lo da la quinta, cierto, pero a mucho mejor. Tokyo Race gustará a unos y a otros no, pero es una jodienda que nos la vendan como un A todo gas más. A mi no me gusta, si queréis saberlo.
Grijander
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