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España España · L'Olleria ( Valencia )
Voto de Grijander:
6
Ciencia ficción. Acción. Fantástico Basada en una popular serie de animación japonesa de los años sesenta, sigue las aventuras de Speed Racer (Emile Hirsch), que parece haber nacido para conducir coches de carreras. Es un piloto agresivo y temerario. Su ídolo es su hermano, el legendario Rex Racer, muerto en un accidente durante una carrera. Speed apoya el negocio familiar automovilístico que dirige su padre (John Goodman), el diseñador del potente bólido Mach 5. Cuando ... [+]
14 de agosto de 2013
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Speed Racer lleva a la gran pantalla Meteoro, la famosa serie de dibujos animados sobre carreras de coches. La producción va dirigida completamente a un público infantil y, a mi entender, cumple con lo que promete.

Los hermanos Wachowski dirigen Speed Racer y utilizan todos los medios de los que disponen para crear un producto único. El resultado podrá gustar o no, pero nadie puede discutir que no hay otra película en la historia que consiga fusionar tan bien el cine de animación con el que forman los actores con carne y hueso. Los Wachowski, además, se documentan y ofrecen una sucesión de planos y unas transiciones muy del estilo de la serie que adaptan, logrando que al menos la adaptación visual sea más que notable. En lo referente al guion, la historia va destinada de forma íntegra al público infantil en lo referente a la desaparición del hermano del protagonista, aunque se permite la licencia de lanzar una débil crítica al capitalismo que, aunque es necesaria para dar forma a lo que se nos cuenta, no tiene la fuerza que debería, tal vez porque el público al que va dirigida no está preparado para entenderlo ni quiere nada más que dinamismo, colores y coches que saltan.

Emile Hirsch no es un tipo que me caiga demasiado simpático, aunque aquí está correcto dentro de sus limitaciones. Christina Ricci se desprende de esa aura amargada que la ha perseguido en gran parte de su carrera y se nos presenta aquí como una luz intermitente que deja buen sabor de boca. John Goodman está muy metido en su papel (muy Pedro Picapiedra, por cierto) y recuerda al de su mejor época, sobretodo cuando saca su lado cómico. Susan Sarandon, esa actriz gigante, cumple con su cometido desplegando una milésima parte de los recursos interpretativos de los que dispone. Paulie Litt completa la familia con un trabajo gracioso junto al simpático mono (al que interpretan Willy y Kenzie, dos chimpancés diferentes) y Kick Gurry está acertado como el mecánico que no se separa nunca de la familia Racer. Roger Allam, actor británico con un enorme talento, se convierte por momentos en el mejor de la película gracias a que su personaje sí exige algún que otro matiz. El polifacético Rain cumple con su escaso pero intenso trabajo.

Resumiendo, que es gerundio: Speed Racer fue un fracaso a muchísimos niveles. La industria del cine suele atizar con el llamado efecto rebote a los directores que crean obras maestras. Aquí, los Wachowski volvían a escena cinco años después de esa trilogía magistral que fue Matrix y el mundo les estaba esperando con las espadas en alto. El azote que sufrió Speed Racer es exageradísimo pues, sin ser una buena película ni de lejos, sí es un producto muy bueno de cara al público infantil y al público más comercial.
Grijander
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