Código Fuente no es una película soberbia, siendo sincero. No obstante, hay que tener en cuenta que es de las pocas que se atreve con el tema de las dimensiones paralelas y de las poquísimas que no resultan fallidas.

Duncan Jones (el hijo de un tal David Bowie que supongo que a todos nos suena) dirige Código Fuente. Su labor es bastante buena. Dirige con ritmo y consigue que el ingenioso (ojo, no inteligente) guión se vea en pantalla tal cual, descubriendo los entresijos que lo componen poco a poco. El mayor pecado tanto del guión como de la dirección es decantarse por la vertiente preciosista al final renunciando al planteamiento ambiguo que tanto enriquece a la película durante la mayor parte de su metraje. Cierto es también que da la impresión de que Duncan Jones cree estar haciendo una película más grande de lo que es Código Fuente, y eso es otro de los errores, pero debe decirse también que Jones pone mucho empeño en conseguir que eso cambie. El desarrollo, a caballo entre El efecto mariposa (primera escena), Mátrix y Déjà Vu es ameno, y gran parte del mérito en eso lo tiene el propio Jones, que se conforma con 90 minutos de duración para contar lo que quiere.

Fantástica interpretación de un Jake Gyllenhall que sigue haciendo de cada interpretación suya un regalo para todos los aficionados al cine. La evolución de su personaje en la película es bestial a nivel psicológico y eso debe traducirse en la forma de moverse del personaje, algo que Gyllenhall sabe plasmar de forma fantástica. Bien, como de costumbre, esa mujer de ojos metálicos llamada Vera Farmiga. Sabe ser seria cuando debe y ablandarse con facilidad cuando su personaje lo requiere. Michelle Monaghan está correcta y poco más, ya que su trabajo, en cierto modo, puede decirse que se limita a rodar tres escenas de forma distinta.

Resumiendo, que es gerundio: si uno va a la caza de errores, en Código Fuente encontrará muchos. Podrá pensar que la película es absurda y que se puede desmontar con facilidad y no le faltará razón. Sin embargo, si uno la ve sin pretensiones más allá de encontrar una película comercial, probablemente termine satisfecho, ya que Código Fuente está cerca de ser buen cine. Al menos, es original, y eso ya es todo un triunfo. Habrá que vigilar de cerca al hijo de "El camaleón".