Una cinta interesante, comedida y de corte clásico que se mueve al son de sus dos estupendos protagonistas, unos geniales y comprometidos John Lithgow (Dos Padres por Desigual) y Alfred Molina (Spiderman 2). Aportan experiencia y buen hacer bajo la tutela del director Ira Sachs (Verano en Brooklyn) que dota a la película de buen gusto y conocimiento de causa sobre el tema y los conflictos que toca. También sale de su mano el guión, que cuando gira alrededor de los protagonistas acierta casi de pleno, pero cuando tiene que dar voz a algunos secundarios parece perderse de la senda tan correcta que lleva la historia principal. Esta pequeña laguna provoca que la cinta no sea aún más redonda, porque nos deja cabos sueltos y hechos que no se llegan a conocer. Quizás muchas escenas fueron eliminadas del montaje final.

En cuanto a la enjundia de los secundarios, sobresale sobre todos ellos una estupenda Marisa Tomei (Antes que el Diablo Sepa que Has Muerto) y demuestra su talento con facilidad uniéndolo al de los dos principales actores de una película sencilla, de buen gusto cinematográfico y que narra las vicisitudes de una pareja gay madura que después de muchos años conviviendo en pareja se ve forzada a separarse por cuestiones económicas. Es aquí donde radica el quid de la cuestión, el epicentro de una historia tragicómica sobre la separación y el amor a través de las barreras espaciales; una historia sobre la madurez del amor, honesta y tierna que va directa a lo que ofrece sin tener que perderse en aspavientos innecesarios. Una historia que tiene sus lagunas, pero que la interpretación de sus dos protagonistas logra cubrir con gran facilidad.