Película de género fantástico que se ve claramente lastrada por un guión indeciso y poco acertado que no aprovecha el potencial de toda la maquinaria que tiene a su alrededor. La verdad que por culpa de un componente (si acaso el más importante a la hora de producir una película) nos encontremos ante una cinta que no se aprovecha y disfruta del todo.

El guionista Akiva Goldsman (Star Trek: Picard) debutó en la dirección de largos con esta ópera prima, y escribiendo la adaptación de la novela homónima de Mark Helprin. Pero no resultó tan acertado en el guión como en la dirección, que se ve más que correcta. Obviando el hecho del flojo guión, la película presenta unos valores de producción altos, lo que favorece que el producto entre por los ojos con una bella factura técnica, fotográfica, musical (Hans Zimmer) y de ambientación. Además, Goldsman se rodea de una buena plétora de estrellas que no desentona, a pesar de que por momentos la historia resulte algo cursi: Colin Farrell (The Gentlemen) como eje principal del argumento, Jessica Brown Findlay (Downton Abbey), Russell Crowe (Cinderella Man), Jennifer Connelly (Una Mente Maravillosa), William Hurt (Una Historia de Violencia) o Will Smith (Ali) en un pequeño e interesante papel.

En definitiva, la primera película de Akiva Goldsman peca en donde suele tener más tablas el director: el guión. Aún así, se deja ver hasta el final a pesar de las lagunas argumentales gracias a la capacidad técnica con la que cuenta y a la belleza de la fotografía y la música.