El director y guionista Whit Stillman nos quiere mostrar con esta película una de estas dos cosas: absurdez o prepotencia. Porque al visualizar esta cinta el espectador no sabe a qué atenerse: o diálogos llenos de intelectual superioridad o diálogos realmente estúpidos. Creo que lo que quiere hacer es una especie de caramelo relleno de fresa que hasta él debe llegar probando una dura costra sabor amargo. Pues así es esta película envuelta en unos aires de estupidez cuyo fin es demostrar que este tío es muy listo y sabe hacer diálogos inteligentes no aptos para todos los públicos. El envoltorio de este caramelo lo representa la siempre estupenda Greta Gerwig (Frances Ha, directora de Lady Bird), que lleva casi todo el peso de la cinta, y quizás demasiado peso, porque en algunos momentos su cháchara interminable se hace muy muy pesada, a lo que hay que añadir un rol un tanto prepotente y singular a la vez, donde ve la vida desde un prisma muy colorido... hasta que se pega el hostión. Es verdad que es cine independiente, y parece extraño, pero incluso para ser cine independiente, tiene un final más que extraño, y cuya ida de olla le termina de bajar enteros. En fin, que el señor Stillman ha hecho una comedia universitaria diferente a las que se estilan en EE.UU. y claro que lo consigue, pero sacrifica a Gerwig en pos de una palabrería que a veces nos hace tratar a los espectadores como estúpidos... Pero a mi no me pilla.