Una película cómica que no aporta mucho al género salvo algunas risas típicas de este estilo en la comedia: muchos tacos, muchos golpes y un tontaco. Sí, el tonto de la función es el mismo de casi siempre, el amigo Will Ferrell (Aquellas Juergas Universitarias) que demuestra de nuevo que como actor no vale mucho y lo llaman para hacer el salvaje o, como he dicho antes, el idiota de la función. Menos mal que eleva un poco el nivel la presencia de Kevin Hart (Un Espía y Medio) que siempre es competente en sus trabajos, un tipo hecho para la comedia y que cae bien.

Dirige Etan Cohen (Holmes & Watson), conocedor del género cómico que sabe hacer películas del género pero que no logra ir más allá por simple comodidad. En este caso se deja llevar por un simple guión, amparado por la química que surge entre sus dos actores principales. Es posible que el tema principal de la película se podría haber tratado de otra forma, pero se queda estancada en el chiste fácil y no se centra en tener un poco de mala leche en cuanto a la denuncia social (dentro de la situación a la que se encomienda).

Aún así, la comedia está presente a pesar de sus muestras de humor a veces xenófobo, a veces homófobo, aunque al final siempre deja unas buenas risas gracias, en parte, al genio cómico de Hart.