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Voto de Argoderse:
6
Drama Edward toma la decisión de dejar a su mujer Grace tras 29 años de matrimonio. A partir de este momento, cada uno de ellos, a su manera, buscará la forma de rehacer su vida en un pequeño pueblo costero cerca de los acantilados de Hope Gap.
23 de octubre de 2020
14 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todo final significa el comienzo de algo nuevo. Quitado el calificativo de bueno o malo, eliminado ese juicio, está claro que un punto y final vale para acabar una historia y empezar otra distinta, que no sabes a dónde te llevará, ni qué consecuencias tendrá. Por supuesto que el momento de ruptura, de decir adiós es, si no traumático, sí impactante, porque significa practicar un desapego al que jamás pensarías que harías frente.

Eso es algo que experimentan en poco más de hora y media Annette Bening y Bill Nighy, en Regreso a Hope Gap. Una película sencilla, bien estructurada y narrada, que pone en pantalla a un matrimonio donde hace mucho tiempo que la rutina entró por la puerta y el amor saltó por la ventana. Él, sin que ella lo espere, decide poner fin a 29 años de matrimonio, por unas razones que 'la' Bening se niega a entender, iniciándose un "conflicto" que, aunque se veía venir, pilla por sorpresa y vuela por los aires toda una vida que ya no existe.

Con distinguida sobriedad, el segundo largometraje de William Nicholson, tras A la luz del fuego, es un drama familiar sobre muchos de los caminos que experimentan parejas y matrimonios en el día a día. De repente, uno de los dos decide poner fin a la relación, y eso es un trago amargo que el director nos retrata, aprovechando el talento de dos intérpretes que ya han demostrado todo.

El fin del matrimonio se produce en un paisaje bucólico como los acantilados del condado de Sussex, testigos excepcionales de un final y un comienzo. Es curioso como un mismo entorno natural, provoca distintas emociones en el individuo. Como los recuerdos son capaces de jugar con tus sentimientos en el presente.

Ahí aparece en discordia un buen secundario, como Josh O'Connor, hijo en la ficción de Benning y Nighy. Está en medio de la tormenta conyugal y quizá es en él, donde se percibe más clara la aflicción de un final.

Regreso a Hope Gap se centra más, de esta manera, en ese dolor generado por la ruptura. Apenas explora el buen gusto que dejan los comienzos. No en vano, estamos ante un verdadero drama familiar, de los pies a la cabeza, y que por momentos te provoca pasar cierta angustia por lo que experimentan los personajes.

De modo que, como Bill Nighy, la película de Nicholson no se permite ninguna licencia para salirse del corsé donde se desarrolla la trama. Prima la contención y unos diálogos llenos de nostalgia y tristeza. Por lo que Regreso a Hope Gap, no deja de ser una película corriente, bien ejecutada como digo y que, eso sí, regala un duelo interpretativo, que conviene valorar en estos tiempos.

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