Darren Aronofsky nunca deja indiferente. Es verdad, es una perogrullada, pero siempre hay que tenerlo presente cuando se está delante de una película del cineasta estadounidense. Su cine, además, va más allá del entretenimiento básico. Busca el conflicto, remover. Para bien o para mal, Aronofsky origina un sentimiento -cuando no varios- que te invade desde la primera escena y no te abandona incluso fuera de la butaca.

Sales del cine con una sensación que va evolucionando en otra. Cambias de perspectiva conforme pasa el tiempo, masticando las emociones que te ha producido su película. Incluso con 'Noé', su cinta más comercial hasta la fecha. Ni que decir con 'Requiem por un sueño', 'El luchador' o 'El cisne negro'. Todas ellas tienen su propia historia desarrollada. Pero el contenido, lo que cuentan, va más allá que la imagen o las palabras que desbordan su guión.

Así pues llegamos a Madre!. Su última película hasta la fecha. Y como no podía ser de otra manera, Darren Aronofsky vuelve a agitar toda una coctelera de emociones en casi dos horas de duración. Partimos de la base que la química entre Bardem y Lawrence brilla por su ausencia. Funcionan por separado. Porque el español está perfecto como escritor frutado, egocéntico, maníaco, egoísta o casi mesianico. Todos los estados de su personaje los borda. Y la norteamericana hace lo propio en una especie de viaje al infierno. Pasa de la contención a la explosión emocional en un abrir y cerrar de ojos. Brillantes.

Y al otro lado, en roles secundarios, un Ed Harris sobrio y decente pero al que se come "la Pfeiffer". Perturbadora es poca. Su figura, su semblante, lo que inspira es aterrador. Un papel, por otro lado, escrito perfectamente porque con él, Aronofsky ya logra que la película te revuelva sobre la butaca. La carta de presentación para la orgía de locura y desenfreno que se avecina.

¿Qué estoy viendo en pantalla? Te preguntas mientras Aronofsky mueve los hilos. Todas sus películas, ya lo he dicho, tienen algo que va más allá de la imagen y la historia que desarrollan. Tienen un trasfondo, una crítica. Y en Madre!, ese juicio o análisis es realmente terrorífico. Incluso con algún tinte paranormal que se asemeja más a la paranoia psiquiátrica.

Una película hace falta masticarla bien, digerirla y reposarla. No apta para aquellos que gustan de los sencillo. No es una película de terror al uso. A pesar de los recursos propios del género. Habría que crear uno propio para Aronofski. Y eso ya es digno de admirar.

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