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Voto de CODY JARRET:
7
Romance. Drama Jane Eyre, una muchacha educada en un orfanato y de triste infancia, es contratada por Edward Rochester para trabajar como institutriz de una niña en Thornfield House. La aislada y sombría mansión, así como la inicial frialdad del dueño de la casa ponen a prueba la fortaleza de la joven. Sin embargo, poco a poco empieza a enamorarse de él. (FILMAFFINITY)
5 de diciembre de 2011
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Uno se enamora de quien debe o no porque no se es consciente de ello, así son los sentimientos. Si nos parásemos a pensarlo, seguro que no lo haríamos, acarrea demasiadas tensiones. Aunque por otra parte, como hablar de deber o no sobre la inconsciencia. Si esto lo analizase la mente metódica y física de Sheldon, ese personaje friki y entrañable de la serie “Big Bang”, lo explicaría bajo el prisma de la ciencia no teniendo cabida ningún atisbo de romanticismo. Yo prefiero pensar en una mezcla desigual entre física-química y ese estar en una nube, de un blanco algodonado o gris tormentoso, esto del amor tiene sus fases, que os voy a contar.

La nueva versión de Jane Eyre es digna de anteriores adaptaciones, tiene un metraje de 2 horas exactas que pasan volando, en la cual a través de flashbacks nos cuenta la archiconocida historia de este personaje literario, que no voy a relatar aquí y ahora. Solo decir que toca de soslayo el misterio, el suspense y el secreto de Rochester, solo como elemento desencadenante de los acontecimientos finales, para centrarse en las pulsiones que surgen y las barreras que nos encontramos, ya sean sociales, convencionales, o las más importantes, las que nos imponemos nosotros mismos.

Destacar los siguientes aspectos. La música: una música de cuerda donde el violín acaricia y rasga el alma en los momentos más intensos consiguiendo precipitar un agradable escalofrío que va más allá del corporal. La iluminación: la utilización de las velas a lo Kubrick en "Barry Lindon" impregna a la película de una calidez pulsante, y aunque predomina la oscuridad, no por ello es una película excesivamente gótica. Mia Wasikowska y Michael Fassbender: ella tiene esa belleza pictórica victoriana, si se me permite esta expresión, dotando a Jane Eyre de una mezcla entre fragilidad corporal y fortaleza de carácter y mente, simplemente soberbia. Mientras que el actor de moda, que enamora allá por donde pasa, desde script culpables hasta a Woodymaníacas, ellas saben de que hablo, tiene ese punto rudo, canalla y atormentado pero honesto y atado a las cadenas que te impone la vida. La escena entre ambos en la que se declaran su amor, es impagable.

Lo único achacable al film desde la perspectiva cinéfaga de quien os habla, es que peca de cierto apresuramiento en los acontecimientos, no se toma su tiempo para el enamoramiento, no existe esa cocción a fuego lento que deja ese regusto perdurable, no es "Lo que queda del día" una historia que lleva su tiempo, o "Los puentes de Madison” un breve e intenso encuentro, pero ambas son un ejemplo de lo que aquí se carece: apasionado proceso de enamoramiento.

Castramos nuestros sentimientos, los autocensuramos, ya sea por miedo, inseguridad, rechazo, la falsa o no debilidad que puede provocar mostrarlos y un sinfín de convencionalismos sociales y culturales, que si nos despojásemos de ellos seguro seríamos menos frustrados y más felices.

- Es un placer deberle la vida
- No me debe nada
CODY JARRET
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