Guillaume Canet ha parido un thriller de los buenos, de esos inmersivos y laberínticos en el mejor sentido del término, con no pocos giros de guion y cambios de opinión de un espectador que dudará de todo y de todos. Por fortuna, "No se lo digas a nadie" se preocupa, casi enfermizamente, de hacerse entender, por lo que hasta el más tonto del pueblo comprenderá cada fleco de la resolución.

Eso no significa que no sea una película inteligente y que vaya siempre por delante del espectador, pues las conclusiones se sacan, pero debes escuchar bien los diálogos y tener cierta intuición para saber quién es quién. No es muy difícil, pero es cine francés, y ya se sabe que los franceses lo lían todo un grado por encima de los demás.

En términos de producción, la película no tiene nada que envidiar a cualquier producción americana. Unas localizaciones, un surtido de actores y, en concreto, una persecución por las afueras de París que quita el sentido, de tan realista. No quiero olvidarme de una banda sonora tan variopinta como estupenda, y es que cualquier cosa con buena música es mejor.

François Cluzet, una mezcla gala de Dustin Hoffman y Robert de Niro, es tan bueno como ellos. El espectador será él. Le acompañan actores de su misma categoría. Me sorprende ver a Kristin Scott Thomas en un papel tan poco dudoso, pues el suyo es, posiblemente, el único personaje del que no sospechas nunca. Ella está estupenda, como siempre. Destacables también André Dussollier, Jean Rochefort, François Berléand y la escueta pero magnífica aparición de Nathalie Baye. Las dos actrices más jóvenes se sienten algo menores que el resto.

A propósito, la diferencia de edad entre la pareja protagonista es suficientemente clamorosa como para que no nos creamos que fueron niños en la misma época. Ese es quizás el único fallo visible de "No se lo digas a nadie", pues, por lo demás, todo funciona en ella. Se ve fácil, se disfruta y su conclusión, que es donde suelen fallar muchas de sus semejantes, es igualmente satisfactoria, por lo que la recomiendo encarecidamente a quienes busquen suspense, tensión o, más ampliamente, buen cine.