Esta es, sin duda, una película de otra época. Una mejor, también sin duda, en la que hasta el cine de entretenimiento tenía cierto nivel. En apenas hora y tres cuartos, “Tras el corazón verde” ofrece un abanico de maravillas inacabables.

Se centra en el género de aventuras y lo combina con el romance y la comedia, todo ello en el marco de la frondosa jungla colombiana, atestada de caimanes y mafiosos que le harán la vida complicada a unos grandes actores, esos que, en aquella dichosa época, lo mismo te hacían el drama padre que una comedieta desenfadada como la que nos ocupa. No tiene precio ver cómo este trío de actores, de los mejores y más carismáticos del Nuevo Hollywood, se dejaron la mal entendida dignidad en el aeropuerto de Los Ángeles y accedieron a salir sucios, rebosantes de barro y sudor y sufriendo lo indecible para que el producto saliese adelante.

La Turner está fantástica como la educada y puritana chica en peligro, cuyo mayor baluarte es no ser sólo eso. Es una mujer empoderada, independiente económicamente, con éxito en su profesión y ciertamente atrevida, por momentos incluso más que su "propio" salvador, un Douglas radiando lozanía a troche y moche. Siempre le he considerado un actor mediocre, pero según voy viendo sus películas y conociendo su biografía, me percato de que no lo es para nada... Más bien alguien que sabe echarse a un lado si la historia lo requiere, no nos olvidemos que ejercía de productor en la mayoría de sus películas, por lo que si sus compañeras brillaban más que él (Turner, Close, Stone...) era porque él lo permitía. Cierra el trío Danny DeVito, genio y figura, haciendo de un villano más cómico que temible pero que supone el contrapunto perfecto a la pareja protagonista.

Ellos, como toda la película en general, no pierden tiempo en mostrar sus habilidades, ya que “Tras el corazón verde” avanza a un ritmo vertiginoso en la que se suceden las escenas, una tras otra, casi sin poder saborearlas. Y cuando te quieres dar cuenta, ya ha terminado. Mucho que ver tiene que la película no tiene problemas en usar la comedia más básica, esa de caídas, golpes y demás payasadas que, y eso es lo importante, nunca dan la sensación de ser artimañas baratas; sin obviar la inteligencia gracias a un guión magnífico, más parco que pomposo, dónde los silencios son más importantes que las propias palabras.

Por ello, y por todo lo demás, estamos ante un producto que alterna la elegancia y la bastedad con muy poca vergüenza y muchísimo éxito. En pocas palabras, "Tras el corazón verde" es un disfrute mayúsculo al que se le perdona incluso su previsibilidad, quizás su único pecado, porque en lo demás, es óptima.