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Voto de Sacri94:
5
6,0
20.506
Thriller. Acción. Comedia
Cuando el cuartel general de la agencia secreta es destruido, se descubre una organización de espionaje aliada en EE.UU. llamada Statesman, cuyo origen se remonta a la fecha en que ambas fueron fundadas. En una nueva aventura que pone a prueba la fuerza y el ingenio de sus agentes, ambas organizaciones secretas de élite aúnan sus esfuerzos para intentar derrotar a su enemigo común y salvar al mundo... algo que está convirtiéndose en una ... [+]
22 de septiembre de 2017
20 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hubo un día en el que Matthew Vaughn dijo que una de sus reglas inamovibles a la hora de ponerse detrás de las cámaras era que esa película en la que trabajase no fuese una secuela. Una regla estúpida a mi parecer, pues hay secuelas que no solo son mejor que el film original sino que son auténticas maravillas del séptimo arte como ‘Aliens’, ‘Terminator 2’ o por poner un caso mucho más reciente, ‘John Wick 2’ (que no entraría en el segundo grupo, pero si en el primero). Él lo decía porque creía que cada una de sus incursiones en la gran pantalla tenían que ser 100% originales y frescas, como pasó con ‘Kick-Ass’, ‘Kingsman’ o ‘X-Men: Primera generación’. Sus obras tenían que remover el mundo del cine comercial y así ha sido hasta ahora. Vaughn, película a película, ha ido dando pasos de gigante. ‘Kick-Ass’ es una cinta callejera, con una primera mitad tremenda y un final más que discutible, pero en la que ya se le veían buenas maneras. Con su incursión en la franquicia de los mutantes consiguió el mejor capítulo de toda la saga y un origen fantástico de Charles Xavier/Magneto, reto que no era nada fácil.
Con la primera entrega de la duología que nos ocupa se asentó definitivamente en los blockbusters o superproducciones con una película que no solo era divertida, ingeniosa e irreverente, sino que tiene en su haber algunas de las escenas de acción más memorables y descacharrantes de los últimos tiempos junto con un reparto en sintonía y con carisma desbordante. La revitalización british del cine de espías. Un soplo de aire fresco que pilló por sorpresa a muchos, tanto a los fans del cómic en el que se basa (el cual fue superado de forma aplastante) como a los que la palabra Kingsman les sonaba a chino. Tres años después nos encontramos hablando de ‘Kingsman: El círculo dorado’, primera secuela que dirige Matthew Vaughn. El amor por esta franquicia le impulsó a traicionar su regla y a encargarse de dirigir y co-escribir su primera segunda parte. La anterior funcionaba como un reloj suizo, contando con un cierre genial que dejaba abierta la puerta a más misiones por si la cosa funcionaba, pero sin ser estrictamente necesario o vital que éstas existieran algún día. Podría haberse quedado en una única entrega de la misma forma que pueden sacar secuelas hasta el día del juicio final si se siguen inventando misiones. El problema es que en este caso si se cumple aquello de que las secuelas son innecesarias.
‘Kingsman: El círculo dorado’ es una película muy justa. Es muy curioso que, teniendo todo lo bueno de ‘Kingsman: Servicio Secreto’ rindiendo al mismo nivel y añadidos nuevos bien planteados, acabemos teniendo una película floja a más no poder. Curioso pero, en realidad, obvio. El inicio es absolutamente espectacular, una escena de acción que se reinventa una vez tras otra, que sorprende al espectador y que asombra. Básicamente es Matthew Vaughn diciendo “Eh, gente, recordad que soy el director que mejor lleva lo de no hacer la acción caótica y frenética, confusa”. Una gran escena con la que es imposible no pensar “Esto no podía empezar mejor” mientras te frotas las manos. Pero uno no puede estar más equivocado: Esto no puede empezar peor. No ha pasado ni media hora y ya tenemos una escena que nos ha hecho quedarnos con la boca abierta. Pero… ¿Qué viene ahora? ¿Algo más épico? Aquí es donde entra en juego la famosa escena de la iglesia de su predecesora, que no sucedía hasta mitad del film e incluso un poco más. Sucedía en un momento de impacto que, vista por primera vez, conseguía levantar de la butaca hasta al más escéptico. Pues bien, ese gran acierto se lo han pasado por el forro en esta ocasión, abusando de estos momentos, restándole toda la sorpresa. Ya te las ves venir, observando ese bonito espectáculo pero sintiendo absolutamente nada e incluso algunas veces alargándose hasta la saciedad haciéndolo muy repetitivo. Toda secuela pierde el factor sorpresa pero muchas saben jugar bien con ello. Este largometraje no es una de ellas.
Es un gustazo volver a ver a Taron Egerton, Mark Strong y Colin Firth juntos, pues no solo se les ve muy cómodos con sus papeles de forma individual (en serio, el carisma que se gasta Egerton no es de este planeta), es que juntos hacen un equipo muy divertido y con una química que pocas veces se ve. El reparto es una de las pocas cosas a las que no se les puede poner ni una sola pega. Los viejos conocidos, como ya he dicho, están de diez, y las nuevas incorporaciones se han tomado en serio sus papeles y han entrado totalmente en el juego. Jeff Bridges, Channing Tatum, Pedro Pascal y Halle Berry rivalizan con sus compañeros de Kingsman, desbordando el mismo carisma y compenetrándose a la perfección con ellos. El resultado es que cuantos más son en pantalla más divertida y liviana es la película, pues en sus diálogos y relaciones es donde más tiempo pasaremos. Decía que se abusaba de las escenas de acción, pero realmente no me refería a eso. Se abusa del recurso “iglesia” (vamos a llamarlo así) en las escenas de acción, pero no de éstas, ya que son cuatro o cinco como mucho las que hay en los 150 minutos de metraje. No es que hubiese muchas más en ‘Kingsman’, pero si sabía hacer más interesante ese espacio que había entre una set-piece y otra, en gran parte por esos 30 minutos menos que duraba. 30 minutos que lo único que hacen es empeorar el conjunto haciéndolo demasiado pesado para la producción que se trata.
(sigo en el spoiler sin destripar nada)
Con la primera entrega de la duología que nos ocupa se asentó definitivamente en los blockbusters o superproducciones con una película que no solo era divertida, ingeniosa e irreverente, sino que tiene en su haber algunas de las escenas de acción más memorables y descacharrantes de los últimos tiempos junto con un reparto en sintonía y con carisma desbordante. La revitalización british del cine de espías. Un soplo de aire fresco que pilló por sorpresa a muchos, tanto a los fans del cómic en el que se basa (el cual fue superado de forma aplastante) como a los que la palabra Kingsman les sonaba a chino. Tres años después nos encontramos hablando de ‘Kingsman: El círculo dorado’, primera secuela que dirige Matthew Vaughn. El amor por esta franquicia le impulsó a traicionar su regla y a encargarse de dirigir y co-escribir su primera segunda parte. La anterior funcionaba como un reloj suizo, contando con un cierre genial que dejaba abierta la puerta a más misiones por si la cosa funcionaba, pero sin ser estrictamente necesario o vital que éstas existieran algún día. Podría haberse quedado en una única entrega de la misma forma que pueden sacar secuelas hasta el día del juicio final si se siguen inventando misiones. El problema es que en este caso si se cumple aquello de que las secuelas son innecesarias.
‘Kingsman: El círculo dorado’ es una película muy justa. Es muy curioso que, teniendo todo lo bueno de ‘Kingsman: Servicio Secreto’ rindiendo al mismo nivel y añadidos nuevos bien planteados, acabemos teniendo una película floja a más no poder. Curioso pero, en realidad, obvio. El inicio es absolutamente espectacular, una escena de acción que se reinventa una vez tras otra, que sorprende al espectador y que asombra. Básicamente es Matthew Vaughn diciendo “Eh, gente, recordad que soy el director que mejor lleva lo de no hacer la acción caótica y frenética, confusa”. Una gran escena con la que es imposible no pensar “Esto no podía empezar mejor” mientras te frotas las manos. Pero uno no puede estar más equivocado: Esto no puede empezar peor. No ha pasado ni media hora y ya tenemos una escena que nos ha hecho quedarnos con la boca abierta. Pero… ¿Qué viene ahora? ¿Algo más épico? Aquí es donde entra en juego la famosa escena de la iglesia de su predecesora, que no sucedía hasta mitad del film e incluso un poco más. Sucedía en un momento de impacto que, vista por primera vez, conseguía levantar de la butaca hasta al más escéptico. Pues bien, ese gran acierto se lo han pasado por el forro en esta ocasión, abusando de estos momentos, restándole toda la sorpresa. Ya te las ves venir, observando ese bonito espectáculo pero sintiendo absolutamente nada e incluso algunas veces alargándose hasta la saciedad haciéndolo muy repetitivo. Toda secuela pierde el factor sorpresa pero muchas saben jugar bien con ello. Este largometraje no es una de ellas.
Es un gustazo volver a ver a Taron Egerton, Mark Strong y Colin Firth juntos, pues no solo se les ve muy cómodos con sus papeles de forma individual (en serio, el carisma que se gasta Egerton no es de este planeta), es que juntos hacen un equipo muy divertido y con una química que pocas veces se ve. El reparto es una de las pocas cosas a las que no se les puede poner ni una sola pega. Los viejos conocidos, como ya he dicho, están de diez, y las nuevas incorporaciones se han tomado en serio sus papeles y han entrado totalmente en el juego. Jeff Bridges, Channing Tatum, Pedro Pascal y Halle Berry rivalizan con sus compañeros de Kingsman, desbordando el mismo carisma y compenetrándose a la perfección con ellos. El resultado es que cuantos más son en pantalla más divertida y liviana es la película, pues en sus diálogos y relaciones es donde más tiempo pasaremos. Decía que se abusaba de las escenas de acción, pero realmente no me refería a eso. Se abusa del recurso “iglesia” (vamos a llamarlo así) en las escenas de acción, pero no de éstas, ya que son cuatro o cinco como mucho las que hay en los 150 minutos de metraje. No es que hubiese muchas más en ‘Kingsman’, pero si sabía hacer más interesante ese espacio que había entre una set-piece y otra, en gran parte por esos 30 minutos menos que duraba. 30 minutos que lo único que hacen es empeorar el conjunto haciéndolo demasiado pesado para la producción que se trata.
(sigo en el spoiler sin destripar nada)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Es la típica secuela que repite el esquema de su predecesora, punto por punto, pero haciéndolo más grande. Esto lo hemos visto en ‘Resacón en las Vegas’, por ejemplo. Está claro que ha sido de forma intencionada pero eso no lo hace mejor. Vaughn ha incrementado el universo en el que está situada la acción pero se ha olvidado por el camino una buena historia, o al menos una que capte nuestro interés. Julianne Moore es una de las mejores actrices sobre la faz de La Tierra, y está más que bien en su papel, pero se echa de menos un personaje como el de Samuel L. Jackson, extrovertido pero con una motivación lógica (por muy loca que fuese). El personaje de Moore es demasiado genérico, con unas motivaciones demasiado vistas y utilizándolo para lanzar un mensaje social que, como decirlo… No es la película que debería soltarlo. Porque esto no va de eso, esto va de cabezas explotando con fuegos artificiales. Se siente más o menos como el 70% del film: genérico. Algo que nadie esperaba de una secuela de ‘Kingsman’. Tiene otro gran fallo y es que acaba perdiéndose en su propia historia, sin saber cuándo y cómo darle un final, llegando a ver escenas que provocan vergüenza ajena y que te sacan totalmente de la película porque no tienen sentido ni lógica, ni siquiera dentro del mundo loco que nos presenta Vaughn (si, hablo de la última aparición de Elton John). El añadido de Statesman está bien, pero no sorprende, era el añadido que todo el mundo esperaba ver y lo cierto es que no se guarda ningún otro as bajo la manga que nos sorprenda (lo peor es cuando lo intenta, fracasando estrepitosamente).
Nada de esto impide que ‘Kingsman: El círculo dorado’ sea entretenida (creo que nunca existirá una película de Matthew Vaughn aburrida), a ratos muy divertida, tenga un inicio explosivo y algunas escenas aisladas muy guays. Pero es innegable que han ido por la vía fácil y no se han arriesgado, cuando este era uno de los puntos fuertes de la adaptación del cómic de Mark Millar. Sigue teniendo estilo y una irreverencia poco habitual en este tipo de producciones, pero no la salva de ser una secuela muy deficiente y una película del montón a pesar de que ella crea que no, que es de las que molan. No se equivoque, en menos de un año nadie se acordará de ella. Vaughn, tenías razón: deja las secuelas para otros.
Nada de esto impide que ‘Kingsman: El círculo dorado’ sea entretenida (creo que nunca existirá una película de Matthew Vaughn aburrida), a ratos muy divertida, tenga un inicio explosivo y algunas escenas aisladas muy guays. Pero es innegable que han ido por la vía fácil y no se han arriesgado, cuando este era uno de los puntos fuertes de la adaptación del cómic de Mark Millar. Sigue teniendo estilo y una irreverencia poco habitual en este tipo de producciones, pero no la salva de ser una secuela muy deficiente y una película del montón a pesar de que ella crea que no, que es de las que molan. No se equivoque, en menos de un año nadie se acordará de ella. Vaughn, tenías razón: deja las secuelas para otros.