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Voto de Miquel:
9
7,8
10.523
Intriga. Drama
En un pequeño pueblo de provincias, cercano a la capital, vive una familia compuesta por tres hermanos: la dominante y severa Ignacia y los tímidos y retraídos Paquita y Venancio. La monotonía de la vida del pueblo sólo se rompe los sábados cuando llega un conjunto musical de Madrid para amenizar con sus canciones el fin de semana. Un sábado de tormenta, Paquita y Venancio, que son muy miedosos, oyen ruidos y van buscando protección a ... [+]
11 de julio de 2009
75 de 88 usuarios han encontrado esta crítica útil
Décimo largometraje realizado por Fernando Fernán-Gómez (1921-2007), considerado por algunos especialistas como uno de los 10 mejores del cine español del s XX. El guión, de Pedro Beltrán (1927-2007), desarrolla un argumento de Manuel Ruiz Castillo y del propio Pedro Beltrán, basado en una idea de Luis García Berlanga, inspirada en hechos reales (el llamado “crimen de Mazarrón”). Se rueda en escenarios naturales del pueblo de Loeches (Madrid) y de la playa de Santa Pola (Alicante) y en los platós de los estudios de rodaje Ballesteros, con un presupuesto modesto, en los meses de abril y mayo de 1964. Producido por José López Moreno y Francisco Molero para Izaro Films, Pro Artis Ibérica e Impala, se estrena el 10-VIII-1964 (España).
La acción dramática tiene lugar en un pequeño pueblo rural castellano y en Cabo de Palos (Cartagena), en la primavera de 1964. Los hermanos Venancio (Franco) y Paquita Vidal (Aparicio), de escasas luces, media edad, solteros, ingenuos y asustadizos, viven en el antiguo caserón familiar junto con la hermana mayor, Ignacia (Alba), soltera, huraña, amargada, autoritaria y dominante. Los tres proyectan un viaje al extranjero, lugar que conciben como el paraíso de la libertad, la superación de la educación represiva que ha marcado sus vidas y la libración del alto control social que se da en el pueblo. Ignacia tiene amistad con Fernando (Larrañaga), miembro de la orquesta “Los Guacamayos”, que alegra con su música el baile de los fines de semana del pueblo. Fernando es novio de Beatriz (Canalejas), dependienta de la corsetería “La Parisien”, de Teresa (Ponte).
El film suma comedia, drama, crimen, terror y análisis costumbrista. Desarrolla dos líneas de acción paralelas: un relato de comedia negra y una intriga del mejor suspense. La narración hace uso de numerosos giros, acciones simultáneas, intervenciones vistas desde dos puntos de vista, situaciones extravagantes y de humor negro con apelaciones a lo trágico y lo macabro. Mantiene un tono hilarante y surrealista, amargo y divertido, que se explica a través de unos personajes limitados, de escasas habilidades, ruines y mezquinos. La escena de la tormenta vista desde el interior de la casa no desmerece de un buen film de terror. La presencia en la casa de animales disecados y de insectos prendidos de agujas en cuadros de estudio, cumplen funciones simbólicas de la muerte interior de los hermanos Vidal y aportan un apunte fetichista buñueliano. El cartel sobre la lujuria que pende de las paredes de la casa delata la educación represiva de los hermanos y justifica sus aspiraciones de liberarse de un pasado y un presente opresivo mediante una salida al extranjero. La acción se desarrolla mayoritariamente en escenarios oscuros, angustiosos y tenebrosos, que guardan similitudes con la estética propia del cine negro americano clásico.
(Sigue sin “spoilers”)
La acción dramática tiene lugar en un pequeño pueblo rural castellano y en Cabo de Palos (Cartagena), en la primavera de 1964. Los hermanos Venancio (Franco) y Paquita Vidal (Aparicio), de escasas luces, media edad, solteros, ingenuos y asustadizos, viven en el antiguo caserón familiar junto con la hermana mayor, Ignacia (Alba), soltera, huraña, amargada, autoritaria y dominante. Los tres proyectan un viaje al extranjero, lugar que conciben como el paraíso de la libertad, la superación de la educación represiva que ha marcado sus vidas y la libración del alto control social que se da en el pueblo. Ignacia tiene amistad con Fernando (Larrañaga), miembro de la orquesta “Los Guacamayos”, que alegra con su música el baile de los fines de semana del pueblo. Fernando es novio de Beatriz (Canalejas), dependienta de la corsetería “La Parisien”, de Teresa (Ponte).
El film suma comedia, drama, crimen, terror y análisis costumbrista. Desarrolla dos líneas de acción paralelas: un relato de comedia negra y una intriga del mejor suspense. La narración hace uso de numerosos giros, acciones simultáneas, intervenciones vistas desde dos puntos de vista, situaciones extravagantes y de humor negro con apelaciones a lo trágico y lo macabro. Mantiene un tono hilarante y surrealista, amargo y divertido, que se explica a través de unos personajes limitados, de escasas habilidades, ruines y mezquinos. La escena de la tormenta vista desde el interior de la casa no desmerece de un buen film de terror. La presencia en la casa de animales disecados y de insectos prendidos de agujas en cuadros de estudio, cumplen funciones simbólicas de la muerte interior de los hermanos Vidal y aportan un apunte fetichista buñueliano. El cartel sobre la lujuria que pende de las paredes de la casa delata la educación represiva de los hermanos y justifica sus aspiraciones de liberarse de un pasado y un presente opresivo mediante una salida al extranjero. La acción se desarrolla mayoritariamente en escenarios oscuros, angustiosos y tenebrosos, que guardan similitudes con la estética propia del cine negro americano clásico.
(Sigue sin “spoilers”)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
El estilo narrativo de Fernán-Gómez es complicado y dado a prodigar cortes secos y abruptos, que trasmiten sentimientos de dificultad y discontinuidad. El guión, del actor y guionista Pedro Beltrán, busca situarse en una línea similar a la de Rafael Azcona (“El pisito”, “La gran comilona”...) para entregar un relato con formato de sainete esperpéntico enmarcado en un mundo anacrónico (1).
Compone un retrato cáustico del atraso rural en el que vivía gran parte de España en los años de producción del film. Erige al pueblo en el que tiene lugar la acción en símbolo de una España sin libertad, oprimida, sometida y controlada por un poder autoritario y despótico, como el que encarna doña Ignacia. Desvela que, tras las apariencias de orden y rectitud de los poderes públicos, se ocultan concepciones vergonzantes y conductas desordenadas (travestismo, fetichismo, voyeurismo, hipocresía, doble moral...).
Son escenas memorables la tormenta vista desde el interior de la casa, el baile del “twist” a cargo de Angelines (Lezama), el desfile del travestido, la detallada descripción de la bodega con las tinajas de vino, el baile popular para jóvenes en la cantina del pueblo, la intervención del alcalde tras el accidente de los músicos, el “voyeurismo” de los mayores cuando baila Angelines, etc.
El film forma parte del grupo de los tres trabajos más acreditados de Fernando Fernán-Gómez junto con "El viaje a ninguna parte" (1986) y "El mundo sigue" (1963).
La banda sonora, de Cristóbal Halffter, ofrece una partitura original de saxo que evoca los ambientes sórdidos y canallescos del cine negro. La música adaptada añade cortes de composiciones populares del momento, como “El reloj”, “De Madrid a Sevilla”, “Especial Bugui”, “La canción del olvido” y ritmos bailables de moda, como el “twist”. La fotografía, de José F. Aguayo (“Tristana”, Buñuel, 1969), espléndida, sitúa buena parte de la acción en escenarios nocturnos, mal iluminados y claustrofóbicos. Describe con ironía, no exenta de ternura, la realidad sociológica y costumbrista de los habitantes del pueblo.
Película extraordinaria, extravagante, audaz, amarga y moderna (2).
(1) Llorenç ESTEVE, “El extraño viaje”, ‘Español de cine’ (Antxon Salvador), pág. 80, Blume Ed., Barcelona 2009.
(2) José Luis CASTRO DE PAZ, “El extraño viaje. Análisis y reevaluación de un film esencial”, Cahiers du Cinema España, nº 24, pág. 58, junio 2009.
Compone un retrato cáustico del atraso rural en el que vivía gran parte de España en los años de producción del film. Erige al pueblo en el que tiene lugar la acción en símbolo de una España sin libertad, oprimida, sometida y controlada por un poder autoritario y despótico, como el que encarna doña Ignacia. Desvela que, tras las apariencias de orden y rectitud de los poderes públicos, se ocultan concepciones vergonzantes y conductas desordenadas (travestismo, fetichismo, voyeurismo, hipocresía, doble moral...).
Son escenas memorables la tormenta vista desde el interior de la casa, el baile del “twist” a cargo de Angelines (Lezama), el desfile del travestido, la detallada descripción de la bodega con las tinajas de vino, el baile popular para jóvenes en la cantina del pueblo, la intervención del alcalde tras el accidente de los músicos, el “voyeurismo” de los mayores cuando baila Angelines, etc.
El film forma parte del grupo de los tres trabajos más acreditados de Fernando Fernán-Gómez junto con "El viaje a ninguna parte" (1986) y "El mundo sigue" (1963).
La banda sonora, de Cristóbal Halffter, ofrece una partitura original de saxo que evoca los ambientes sórdidos y canallescos del cine negro. La música adaptada añade cortes de composiciones populares del momento, como “El reloj”, “De Madrid a Sevilla”, “Especial Bugui”, “La canción del olvido” y ritmos bailables de moda, como el “twist”. La fotografía, de José F. Aguayo (“Tristana”, Buñuel, 1969), espléndida, sitúa buena parte de la acción en escenarios nocturnos, mal iluminados y claustrofóbicos. Describe con ironía, no exenta de ternura, la realidad sociológica y costumbrista de los habitantes del pueblo.
Película extraordinaria, extravagante, audaz, amarga y moderna (2).
(1) Llorenç ESTEVE, “El extraño viaje”, ‘Español de cine’ (Antxon Salvador), pág. 80, Blume Ed., Barcelona 2009.
(2) José Luis CASTRO DE PAZ, “El extraño viaje. Análisis y reevaluación de un film esencial”, Cahiers du Cinema España, nº 24, pág. 58, junio 2009.